La doctora Elodie Bouzbib, junto con Iosune Sarasate, Unai Fernández, Manuel López-Amo, Iván Fernández, investigadores de la Universidad Pública de Navarra (UPNA), y con Iñigo Ezcurdia y Asier Marzo, miembros del Instituto de Ciudades Inteligentes, «han conseguido por primera vez proyectar gráficos tridimensionales en el aire que se pueden manipular». Esta es la noticia del pasado 9 de abril (2025) que leemos en la sección de noticias de la UPNA para presentar el proyecto InteVol que financia el Consejo Europeo de Investigación.

Bouzbib explica que las «pantallas volumétricas» son gráficos que parecen flotar en el aire y que se observan con perspectiva desde distintos ángulos, sin necesidad de gafas especiales de 3D. Dicho de otra forma, se trata de los gráficos que «vemos en las películas y llamamos hologramas». Pero, si bien Voxon Photonics o Brightvox Inc. cuentan con prototipos comerciales de pantallas volumétricas, «ninguna permite la interacción directa». Asier Marzo, investigador principal del proyecto InteVol, explica que esa interacción directa consiste en la posibilidad de agarrar con las manos y mover los objetos virtuales que se representan en esas pantallas volumétricas.

Más allá de la complejidad científica de la investigación —abajo encontráis un vídeo con una explicación pormenorizada—, podemos resumir que una pantalla volumétrica consiste en una lámina elástica, a la que llaman «difusor», que oscila rápidamente y sobre la que se proyectan «sincrónicamente» imágenes de objetos a una velocidad de 2.880 por segundo. El reflejo sobre el difusor oscilante de la imagen a varias alturas se percibe, gracias a la persistencia de la visión, como un volumen en 3D completo. De hecho, esa es probablemente la principal innovación del proyecto InteVol, y la que permite esa «interacción directa». Al fin y al cabo, el efecto volumétrico ya se conocía, aunque con difusores rígidos cuya manipulación podría producir lesiones o provocar directamente su rotura.

En cambio, con la innovación del equipo de la UPNA, se abre la posibilidad de entrar en contacto con el difusor elástico e interactuar con los gráficos 3D como si tuviéramos ante nosotros, literalmente, una pantalla de ordenador —o de móvil— en 3D. De esa manera, los usuarios pueden coger y manipular de forma natural los objetos virtuales proyectados. Llama nuestra atención el inmenso campo de aplicación de este descubrimiento, también en entretenimiento, ocio y turismo. A este respecto, leemos en la presentación del proyecto que «estas pantallas podrían ser especialmente útiles en museos, por ejemplo, donde los visitantes pueden simplemente acercarse e interactuar con el contenido».

Para saber más, como decíamos, os dejamos aquí este vídeo:

Fuente e imágenes: Universidad Pública de Navarra.

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