La soldadura es un proceso de fusión entre piezas mediante el uso de calor extremo y/o presión. Gracias a ella, tras su enfriamiento, las piezas se transforman en una unión fija. Muchas de las distintas técnicas de soldadura se desarrollaron durante la revolución industrial y han evolucionado ampliamente en los últimos años. Ahora, estas técnicas se aplican de forma más sencilla y con mejores resultados.

Según el propósito de la unión de las piezas, se utilizan diferentes métodos de soldadura:

  • Soldadura homogénea, también conocida como autógena: se produce cuando los materiales de aportación para ella tienen la misma composición. Dentro de esta categoría hay dos modalidades: la soldadura blanda, como por ejemplo en cables y componentes eléctricos; o soldadura fuerte, que requiere de una resistencia importante para soportar esfuerzos muy elevados, como en el caso de las soldaduras estructurales.
  • Soldadura heterogénea: consiste en la soldadura de materiales de igual o distinta composición, con un metal de aportación diferente a ellos. Dentro de esta modalidad, puede darse por presión, cuando los materiales se unen en estado plástico a través de calor; por fusión, es decir, cuando los materiales se derriten a altas temperaturas y luego se funden (bien mediante el uso de láser, electricidad o cuando es oxiacetilénica); o por gas, cuando se produce por la combustión de acetileno en oxígeno a temperaturas superiores a 3200 ºC (en modalidad MIG-MAG, por las siglas en inglés de Gas Inerte Metálico y Gas Activo Metálico, o TIG, siglas en inglés de Gas Inerte de Tungsteno).

Por Jean Carlos Soto, ingeniero estructural sénior en el Dpto. de Arquitectura de Amusement Logic

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