En 2017, el presidente de China, Xi Jinping, anunció la creación de la Nueva Área de Xiong’an, a unos 100 km al suroeste de Pekín. El objetivo de la iniciativa era crear una nueva ciudad sostenible y autosuficiente que unificara y modernizara más de 60 pueblos del entorno, además de realizar proyectos piloto de innovación para explorar nuevos modelos de crecimiento económico, crear una ciudad inteligente de categoría mundial, con la prioridad del desarrollo verde y la protección del medio ambiente. El proyecto, con un coste estimado de cerca de 490.000 millones de euros (580.000 mill. de dólares), nació con el objetivo de «convertir un área rural en el próximo Shenzhen» (donde Shenzhen se refiere al llamado «Silicon Valley Chino»).
Entre los proyectos, la Nueva Área de Xiong’an incluye un nuevo parque científico que movilizará a cerca de 500.000 científicos. Docenas de grandes empresas establecerán sus oficinas, se espera también que se trasladen desde Pekín «funciones no esenciales», incluidas empresas estatales, agencias del gobierno e instalaciones de investigación y desarrollo, y se construirán además numerosos complejos residenciales y edificios de servicios e industriales. Todo para albergar a unos 25 millones de personas en 2035, en una superficie de unos 2.000 km2. El ambicioso proyecto supone la construcción de una nueva ciudad desde cero, con el reto de que sea sostenible, autosuficiente (de forma que se minimicen las exportaciones e importaciones) y ecológica. Además, el territorio se conectará con otras grandes ciudades a través de cinco líneas de alta velocidad.
Para el desarrollo de la gran Nueva Área de Xiong’an, el gobierno chino publicó el «Concurso público de diseño de arquitectura Xiong’an con características chinas bajo el principio de desarrollo de alta calidad», con un pliego de condiciones que exigía edificios construidos con madera y materiales locales, así como autosuficientes en energía, alimentos y fabricación de componentes. Entre los más de 300 proyectos presentados, uno de los ganadores fue el del arquitecto español Vicente Guallart, que diseñó un centro urbano de cuatro manzanas.
En «La ciudad autosuficiente», como Guallart tituló a su proyecto, los moradores pueden vivir, trabajar y descansar en el entorno de su vivienda. Los edificios están coronados por invernaderos para producir los alimentos de consumo diario, y se abastecerán de energía mediante paneles solares instalados en sus cubiertas inclinadas. Y para producir objetos de uso diario, en sus plantas bajas se establecerá una industria digital equipada con impresoras 3D. Asimismo, las viviendas disponen de una amplia terraza orientada al sur, que actúa como regulador térmico y servirá para que los inquilinos jueguen y descansen. Finalmente, el conjunto, que incluye viviendas, residencias de mayores, oficinas, piscina pública, mercado, guardería, centro administrativo y parque de bomberos, se construirá con madera, según principios de bioeconomía circular.
Para una visualización en 3D del proyecto de Guallart Architects, aquí os dejamos enlace a su vídeo: