En 1992, cuatro campesinos del condado de Longyou, en la prefectura de Quzhou, provincia de Zhejiang, costa este de China, sintieron curiosidad por la gran profundidad de una serie de pozas que había repartidas cerca de la pequeña localidad de Shiyan Beicun. Para saciar esa curiosidad que, como la paciencia, es madre de la ciencia y el impulso que conduce a numerosos descubrimientos, los campesinos decidieron drenar cinco de las pozas. Así fue como, al finalizar su drenaje, los cuatro campesinos descubrieron unas enormes cavernas excavadas en la piedra arenisca por obra humana. Son las cuevas de Longyou o cámaras de piedra de Xiaonanhai.

Las investigaciones realizadas desde el año de su descubrimiento y el estudio de los hallazgos de restos arqueológicos parecen demostrar que las cavernas fueron excavadas hace al menos 2000 años. Sin embargo, un hecho que sorprende a los expertos y dificulta sobremanera su datación es que ni su construcción ni su existencia se citan en documento histórico alguno.

De hecho, a orillas del río Xin’an, a unos 200 km al noroeste de las cuevas de Longyou, se descubrieron recientemente unas cavernas muy similares, las llamadas Grutas Misteriosas de Huashan. Algunos expertos se apoyan en su datación por el método de la liquenometría (o estudio del tamaño de los líquenes en las rocas), para asegurar que se habrían construído más de 1.500 años después de las cuevas de Longyou, es decir, a finales de la dinastía Ming (1552-1667 d.C.).

Al mismo tiempo, y al igual que en las cuevas de Longyou, los vestigios encontrados durante el curso de excavación y limpieza de las grutas de Huashan, entre ellos, lámparas de aceite y artículos de cerámica barnizada como vasijas, tazones, cántaros y trozos pequeños de otros objetos, contaban otra historia. Así, los arqueólogos certificaron esos hallazgos como productos de la dinastía Jin (265-439). De esa manera, los restos arqueológicos sirvieron de fundamento convincente para la datación del inicio de la obra de excavación de las grutas antes o durante dicha dinastía. Con ello, ambas grutas, las de Longyou y las de Huashan podrían tener un origen similar en el tiempo.

En todo caso, se iniciara su construcción en una fecha o en otra, varias características hacen de las grutas de Longyou una obra de arquitectura monumental fascinante. Efectivamente, las 24 grutas descubiertas hasta la fecha, con un área total excavada que supera los 30.000 m2, tienen una enorme dimensión para ser obra humana. Su techo, sus paredes y los pilares fueron excavados en la piedra arenisca exactamente según el mismo patrón, en una sucesión de bandas paralelas de 60 cm de anchura, mediante líneas igualmente paralelas de cincelado en ángulo de 60º respecto del eje de la banda. Por último, todas las cuevas conservan una estructura similar, a pesar de que no están conectadas entre sí. Dicha estructura tiene la forma de una escuadra invertida, cuya parte más ancha se encuentra en la entrada y la más estrecha, al final de un techo que tiene una inclinación de unos 45º, en su fondo.

Por razón de los relieves que se encuentran en algunas de las paredes, los historiadores y arqueólogos creen que podría tratarse de una obra ordenada por un emperador. Otras teorías consideran la posibilidad de que se tratara inicialmente de canteras para extraer materiales de construcción. Por último, otras explicaciones más especulativas señalan la opción de que las cuevas de Longyou formaran un complejo palaciego de algún emperador, que sirviera para acoger a una parte de sus ejércitos, o, incluso, que hubieran cumplido la función de mausoleo imperial. Dado el exiguo corpus de documentos, objetos e indicios para cualquiera de estas hipótesis, no podemos dejar de considerar a las cuevas de Longyou como un misterio sorprendente. Mientras se aclaran las incógnitas que las rodean, disfrutaremos de su extraordinaria construcción.