Published On: 23.09.2022|Categories: Noticias generales|

¿A quién no sorprende que el agua pueda tener cientos de años de edad? Es lo que ocurre con la que queda retenida en el subsuelo, entre rocas cristalinas de bajísima porosidad, cuando permanece aislada y rara vez se mezcla. Un equipo internacional de investigadores, pertenecientes a las universidades de Toronto, en Canadá, de Oxford, en Reino Unido, y de Princeton y el Instituto de Minería y Tecnología de Nuevo México, en Estados Unidos, han encontrado agua con estas características a 2,9 km de profundidad, en la mina Moab Khotsong de Sudáfrica.

Los científicos han recopilado sus hallazgos en un artículo titulado «El exceso de criptón-86 y otros gases nobles identifica un sistema de aguas subterráneas enriquecido radiogénicamente de mil millones de años», publicado el pasado 30 de junio en la revista Nature Communications. En este artículo se describe su descubrimiento de unos depósitos de agua subterránea de 1.200 millones de años, las que son unas de las aguas más antiguas de la Tierra.

En la mina de Moab Khotsong, además de oro, pueden encontrarse minerales como el uranio, el torio y el potasio. Cuando estos elementos se desintegran naturalmente, emiten radiaciones alfa, beta y gamma, cuyas ondas desencadenan en las rocas y fluidos que los rodean lo que los científicos denominan «reacciones radiogénicas». Producto de estas reacciones, y por ende de la descomposición de dichas rocas y fluidos, son los gases nobles que los geólogos han encontrado en Moab Khotsong en cantidades nunca vistas.

Según afirman los científicos en su artículo, para comprender estos procesos de la corteza terrestre son esenciales las escalas de tiempo. Sin embargo, estas escalas escapan a los trazadores de vida corta convencionales como el tritio o el carbono-14. Para alcanzar los tiempos profundos en los que se desarrollan dichos procesos geológicos, es necesario recurrir a la medición e interpretación de la acumulación de isótopos de gases nobles radiogénicos. Helio, neón, argón y xenón se encuentran entre los gases acumulados, en la mayor concentración descubierta hasta ahora en un fluido, en las antiguas aguas del subsuelo que los investigadores encontraron en Moab Khotsong. En esta ocasión, detectaron además un isótopo nunca antes visto en el contexto de este tipo de procesos reactivos: criptón-86.

Pero la radiación también rompe las moléculas de agua y produce, en un proceso llamado radiólisis, grandes concentraciones de hidrógeno. Y el hidrógeno es precisamente una fuente de energía esencial para la vida de las comunidades microbianas de las profundidades de la Tierra, que no acceden a la energía del sol para la fotosíntesis. Según declaraciones recogidas por la revista Science News del Dr. Oliver Warr, investigador asociado del Departamento de Ciencias de la Tierra de la Universidad de Toronto y autor principal del estudio, «estos cálculos son vitales para entender cómo se mantiene la vida bajo la superficie de la Tierra y qué energía podría estar disponible a partir de fuentes radiogénicas en otros planetas y lunas del Sistema Solar y más allá». Al fin y al cabo, con ello se demuestra que, en planetas rocosos como Marte, el agua subterránea presente durante largas escalas de tiempo podría sostener formas de vida, aunque las condiciones no lo permitan en la superficie.

Fuentes: Nature Communications, Science News, EurekAlert!, Earth & Environment. Images: Oliver Warr.

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