Conocemos a través de la versión electrónica de Frame, publicación especializada en diseño de interiores con sede en Ámsterdam, Países Bajos, el proyecto que compartimos en esta ocasión, del que apenas hay documentación y que probablemente pasaría desapercibido si no fuera por ella. Se trata de la arquitectura interior de un humilde restaurante ubicado en la ciudad de Taipei, Taiwán, obra del estudio local Design Apartment. Con él comprendemos cómo un interiorismo minimalista fundamentado en el uso envolvente del color crea «un ambiente misterioso y puro».
El interior del restaurante Sung Daan Taipei responde a la declaración de intenciones de sus diseñadores, cuando aseguran que aplican una «ingeniería fina profesional y rigurosa» al servicio de «la temperatura agradable, el sonido y la luz que fluyen, y el aire flotante», con el objetivo final del «confort espacial visual y cromático general». Efectivamente, el interiorismo del Sung Daan Taipei ejemplifica a las mil maravillas esas palabras. Para más señas, los artífices de Design Apartment aseguran que su «filosofía de diseño» para este proyecto se inspira en el trabajo de Luis Barragán, el afamado arquitecto mexicano, con «formas geométricas sencillas sin adornos elaborados». En eso consistiría precisamente su minimalismo.
Llama poderosamente la atención el uso de colores monocromos de forma extensiva, o quizá valdría más decir intensiva, o de ambas maneras al mismo tiempo, desde el suelo, por toda la superficie, hasta el techo. En el interiorismo del restaurante Sung Daan Taipei los colores definen el espacio y no viceversa. En una especie de código secreto, la separación de áreas entra por los ojos de forma inequívoca, sin palabras, sin necesidad de mayores explicaciones, solo con mirar. Pero además, el espacio se convierte en una piel envolvente, contagiosa. Tal como expresan los diseñadores de Design Apartment, el «diseño continuo», «la paleta de colores monocromáticos», las «superficies curvas irregulares», todo conduce a crear la sensación de encontrarse en una cueva, una gruta de las maravillas donde la vida parece simplificarse, reducirse a elementos puros.
La suave iluminación contribuye casi inadvertidamente a definir los contornos y a realzar el espacio sin robarle protagonismo al color. El rojo anaranjado y el blanco hueso inundan la planta baja, mientras que un púrpura intenso y misterioso se derrama por las cabinas privadas de la primera planta; en el sótano es el verde saturado el que confiere carácter al espacio. Un espacio en el que se materializa la armonía y la sobriedad, y que parece capaz de transformar a quien lo experimenta. Bravo.
Fuente: Frame. Imágenes: Design Apartment.