A unos 2 km del enclave de las pirámides de Giza, en Egipto, se ultima la construcción de un edificio cuya inauguración será sin duda un acontecimiento global, tanto en el ámbito de la arquitectura como en el de la cultura y la sociedad. Es el Gran Museo Egipcio (GEM), el que ya se considera «el mayor museo del mundo dedicado a una civilización», en su caso la del Antiguo Egipto, de más de tres milenios de historia. El proyecto se inició con un decreto presidencial en 1992, pero fue en el año 2003 cuando el estudio de arquitectura con sede en Nueva York y Dublín, Heneghan Peng, ganó el concurso organizado por el Gobierno de Egipto para su diseño. Heneghan Peng contó entonces con la colaboración de un equipo de más de 300 profesionales de 13 empresas, en 6 países. Entre dichas empresas, el estudio trabajó junto a Buro Happold Engineering y Arup para la ingeniería, con West 8 para el paisajismo y el plan maestro de todo el recinto, mientras que el estudio alemán Atelier Brueckner se encargó de los diseños parciales de las galerías dedicadas a los tesoros de Tutankamón, la Gran Escalera de acceso, el Atrio de la plaza y el Museo Infantil.

Pero veamos en qué consiste el proyecto de arquitectura del GEM: diseñado como un tributo a las pirámides, cuyas formas básicas replica desde los detalles menores hasta su forma general, la sensación que ofrece el edificio en su conjunto es el de una pirámide tumbada. Y su orientación no se deja al azar, sino que sus líneas de fuga se prolongan imaginariamente hasta señalar cada una de las pirámides de Giza. Además, el gran museo se asienta en una parcela de 500.000 m2, o casi 10 veces el área de la base de la pirámide de Keops, con un desnivel de 50 m entre la primera meseta del desierto que separa las pirámides de El Cairo, en la parte superior, y el valle del Nilo, en su parte inferior. Pues bien, el diseño del museo aprovecha esta topografía de forma que los visitantes ascienden a medida que progresa su visita, hasta la parte más elevada, donde la culminan con vistas únicas de las pirámides. En cuanto a sus parámetros, el GEM albergará 24.000 m² de galerías de exposición permanentes, además del mencionado Museo Infantil, e instalaciones para conferencias, áreas educativas, un centro de conservación y amplios jardines en el interior y alrededor del museo.

Respecto a su financiación, los iniciales 550 millones de dólares que se preveían para su construcción se duplicaron, según algunas informaciones, a lo largo de su desarrollo. Mientras que el Ministerio Egipcio de Antigüedades aportó una quinta parte, el resto del capital lo proporcionó el Gobierno de Japón, con un préstamo de su Agencia de Cooperación Internacional, junto a otras aportaciones privadas locales e internacionales. Sin embargo, Japón también ha apoyado la creación del centro de preservación y conservación del museo con personal y asistencia técnica.

Ahora ya solo queda esperar el día de su inauguración, después de casi 30 años desde que se anunciara el faraónico proyecto en 1992. Entre los obstáculos que han provocado el retraso de su construcción, se encuentra la Primavera Árabe de 2011 y más recientemente la pandemia por la COVID-19. Finalmente, el 7 de abril pasado, Osama Bishai, CEO de Orascom, principal contratista para la ejecución del proyecto, aseguraba en declaraciones a Construction Week que «actualmente estamos al 98% en términos de su construcción», y añadía, «creo que habremos terminado en algún momento del verano, pero para hacer la gran inauguración de un museo como este, [las autoridades] necesitan invitar a la gente con mucha antelación». Así, aunque no hay anuncio oficial al respecto, se espera que el GEM, el gran templo moderno a la egiptología, se inaugure a lo largo de la segunda mitad del año en curso o principios de 2022.

Imágenes: Orascom Construction, Heneghan Peng.