La oferta de los campings tradicionales se ha renovado durante las últimas décadas. Desde estas páginas hemos hecho seguimiento de algunos de los aspectos de esa renovación, entre ellos una tendencia que, sin embargo, no deja de profundizarse. Nos referimos, más allá de la multiplicación de las atracciones complementarias y la mejora de sus instalaciones, al fenómeno del glamping. La denominación, resultado de la contracción de las palabras «glamour» y «camping», hace referencia a una oferta que combina las características de la estancia en un camping con la comodidad que ofrecen las habitaciones de hotel. A las ventajas del servicio que ofrecen estas se suma el contacto con la naturaleza y el ambiente sosegado que aportan aquellos.
Cápsulas acristaladas, cabañas sobre los árboles, carpas o tiendas de campaña de tipo safari son algunos ejemplos de la clase de alojamientos que ofrecen los glampsites. Equipados con wifi, cocina y electrodomésticos, baños con todas las comodidades, televisión o incluso aire acondicionado, se ubican en entornos campestres, de playa o parajes de alto valor natural y paisajístico. Además, pueden ir asociados con actividades deportivas o de aventura. Por la noche, las estrellas del cielo sustituyen a las estrellas de hotel.
La consultora Grand View Research, con un informe que publicaba en septiembre de 2019, ponía cifras a la tendencia creciente en la demanda de hospedajes glamping. Según el estudio, el tamaño del negocio del glamping a escala mundial fue de más de 1.800 millones de euros en 2018, y las proyecciones indican que alcanzará, gracias a una tasa de crecimiento anual compuesto del 12,5%, unos 4.200 millones de euros en 2025. Según este mismo informe, Europa, que fue la región del mundo con mayor cuota de mercado, continuará liderando el subsector al menos durante ese periodo.
Fuentes: European CEO, Portafolio, Medium, Forbes, Grand View Research.