La climatización de atracciones en parques temáticos, parques acuáticos u otras instalaciones de ocio y turismo que se encuentran en latitudes septentrionales o meridionales, donde el calor es intenso la mayor parte del año o, por el contrario, donde el frío glacial es constante, representa sin duda un desafío complejo en arquitectura. La solución requiere un equilibrio preciso entre ingeniería de climatización, innovación y conciencia medioambiental.

En el desierto, la batalla contra las altas temperaturas se libra con envolventes reflectantes que rechazan hasta el 90% de la radiación solar, combinadas con sistemas evaporativos que aprovechan la baja humedad ambiental. Es el caso, por ejemplo, de Ferrari World Abu Dhabi, en los Emiratos Árabes Unidos. Estos métodos se complementan con sombreados dinámicos y ventilación natural.

Floness | wikimedia.org | CC BY-SA 4.0

Los entornos polares plantean el reto inverso: conservar calor. En estos casos, los paneles estructurales aislantes con núcleos de aerogel logran valores térmicos excepcionales, mientras que los sistemas de recuperación de calor transforman la energía de los visitantes y equipos en calefacción pasiva. Por otra parte, una arquitectura de geometrías angulares previene la acumulación de nieve y hielo. Un ejemplo de este tipo de parques de atracciones es el IceCube Experience, en Laponia, Finlandia.

¿Y qué ocurre cuando las fluctuaciones estacionales son extremas? Atracciones como el Redwood Skywalk, en California, Estados Unidos, demuestran cómo adaptarse a ellas. Su pasarela entre secuoyas gigantes emplea materiales compuestos con coeficientes de expansión térmica controlada, que evitan deformaciones con el paso de los inviernos bajo cero a los veranos de 40°C, y viceversa. Por otro lado, sistemas IoT (siglas en inglés para Internet de las Cosas) ajustan dinámicamente la iluminación y los dispositivos de seguridad según las condiciones detectadas por sensores ambientales.

Por último, debemos considerar la selección de materiales y el aprovechamiento de fuentes de energía locales y renovables. Efectivamente, los revestimientos hidrofóbicos que repelen el polvo del desierto o las superficies antihielo que previenen la adherencia de hielo, o estructuras con memoria de forma, con una alta tolerancia a las contracciones térmicas, son algunos ejemplos que ayudan a afrontar los desafíos de los climas extremos. Además, las granjas solares en climas áridos, las microturbinas eólicas en zonas ventosas o los sistemas geotérmicos en regiones volcánicas, proveen una energía limpia, necesaria para la climatización.

Por Juan Guardiola Cutillas, arquitecto sénior en el Dpto. de Arquitectura de Amusement Logic

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