El Premio James Dyson de diseño, un premio internacional que «celebra, anima e inspira a la próxima generación de ingenieros de diseño», recayó el presente año (2024) sobre un invento de Chee Kin Chong y Kah Zun Ng, dos estudiantes de ingeniería de la Universidad de Tecnología e Innovación de Asia y el Pacífico, en Malasia. La James Dyson Foundation, del inventor e ingeniero industrial británico que creó la famosa marca de aspiradoras —a la sazón organizadora del concurso—, galardonó el sistema de refrigeración pasiva del interior de los edificios que ambos estudiantes inventaron. Se llama Brikoole (composición de las voces inglesas «brick», o «ladrillo», y «cool», o «fresco»).
Según declaran los estudiantes malayos, su inspiración procede de las técnicas de refrigeración pasiva históricas: los sistemas de ventilación de los termiteros, la «elegante eficacia» de los captadores de viento de la arquitectura tradicional de Oriente Medio, las «propiedades refrigerantes» de las fuentes de tipo salsabil (que maximizan la superficie de agua en contacto con la atmósfera), y la «capacidad de regulación de la temperatura» de la cerámica porosa.
Brikoole es un sistema a partir de ladrillos un tanto especiales. Uno de los secretos de estos ladrillos es precisamente que presentan una intrincada estructura interna calada, o «malla impresa en 3D», de PLA a partir de madera. Hagamos un paréntesis para explicar que el PLA (siglas en inglés para Ácido Poliláctico) se obtiene de la fermentación de vegetales como el maíz, la mandioca, la caña de azúcar o, como en este caso, la madera. Por ello, es una de las opciones sostenibles que el sector de los termoplásticos utiliza en lugar del más contaminante plástico convencional. No obstante, los estudiantes planean sustituir este material, en el diseño final, por la cerámica debido a su mayor eficacia. Pero sigamos con el Brikoole…
Un sistema integrado de distribución de agua mantiene constantemente húmeda esa malla en el corazón del ladrillo. Con ello, el aire atraviesa el entorno húmedo de la malla y, al producirse la evaporación, lo enfría. Y este aire refrigerado accede al interior del edificio y refresca el ambiente. Los ladrillos Brikoole se ubican durante la construcción en la posición adecuada de las paredes exteriores de las estancias (por ejemplo, en las de aquellas que recaen sobre un patio interior), y así queda listo el eficaz sistema de refrigeración pasiva. Las pruebas de laboratorio dieron como resultado que las temperaturas en los interiores que cuentan con él descienden respecto de las de los que no lo tienen, entre casi 3 y algo más de 6 ºC, de acuerdo con las diversas condiciones climáticas.
Tal como indican los estudiantes malayos, su solución de refrigeración pasiva es modular y escalable, a diferencia de otros métodos que exigen sistemas independientes y/o importantes adaptaciones arquitectónicas. En cambio, Brikoole sirve a múltiples diseños y estilos de edificios, lo que hace que el sistema sea más accesible y adaptable. Vale.
Ved el proceso de diseño, los resultados y otros detalles, en este ilustrativo vídeo:
Fuente e imágenes: James Dyson Award Org, James Dyson Foundation, Primebiopol.