Published On: 06.04.2022|Categories: Noticias generales|

Durante los dos últimos siglos, las ciudades han evolucionado y crecido en muchos casos sobre terrenos arrebatados al curso natural de las aguas. Así, el desarrollo urbanístico ha pasado por encima de humedales y llanuras aluviales, o se ha adueñado de las riberas de los ríos sin consideración alguna por las consecuencias o por el hecho de que, más tarde o más temprano, el agua reclama lo que le pertenece. Los ejemplos son muchos, todavía más evidentes con el cambio climático y los fenómenos meteorológicos asociados. Sin ir más lejos, en el año 2021 hubo inundaciones catastróficas en EEUU, Alemania, Bélgica, India, Tailandia y Filipinas. Sin embargo, a lo largo de los últimos años, este enfoque urbanístico deja paso a uno nuevo y más consciente entre los urbanistas de numerosos países.

La autora estadounidense Erica Gies, en un artículo publicado recientemente por el Technology Review del Massachusetts Institute of Technology (basado en su propio libro El agua siempre gana: progresar en la era de la sequía y el diluvio), denomina a esta nueva tendencia urbanística Slow Water (que podríamos traducir como «Agua Tranquila»). Según esta tendencia, el urbanismo debe construir «ciudades esponja», capaces de absorber una mayor proporción de lluvia, en vez de contener las aguas con unos diques, canales y asfaltos que la «empujan fuera de la tierra lo más rápido posible». Uno de los máximos exponentes de esta orientación, en cuyas ideas Gies fundamenta su artículo, es el paisajista de Pekín, China, Yu Kongjian.

Yu Kongjian, a través de su empresa de arquitectura paisajista Turenscape, que cofundó en 1998, ha dedicado muchos años a realizar proyectos que restablecen el flujo y reflujo del agua en los entornos urbanos. Para ello ha llevado a cabo el diseño y construcción de espacios flexibles que permiten al agua extenderse y filtrarse en la tierra, tanto para evitar inundaciones como para almacenarla en el subsuelo y poder aprovecharla en usos posteriores. Según su visión, al limitar los ríos con diques, erigir presas y colocar edificios o estacionamientos en los lugares por donde el agua quiere pasar, hemos creado unas «infraestructuras grises» que «son en realidad asesinas del sistema natural, del que dependemos para nuestro futuro sostenible». De hecho, según cita Gies, en las ciudades densamente pobladas, solo alrededor del 20 % de la lluvia se infiltra en el suelo, mientras que el resto se va por desagües y tuberías.

Así, a la hora de planificar un proyecto, los diseñadores «deben averiguar primero qué hacía el agua antes de que se construyera la ciudad». Con ello, las opciones para hacerle espacio y reducir su pérdida consiste en recuperar lugares en las ciudades (cuando se derriban edificios o los gobiernos los compran y eliminan) y crear en ellos parques absorbentes. Y a la hora de crear jardines, es conveniente contar con sistemas de «biofiltración» como zanjas rodeadas de plantas del agua, estanques de infiltración, jardines de lluvia y pozos de filtración. Y en las ocasiones en que «el espacio humano no es negociable», los pavimentos permeables y techos verdes representan una buena solución para que el agua sea absorbida.

En cualquier caso, y más allá de estas consideraciones necesarias, como podéis ver en las imágenes, los espacios tocados por el paisajismo de Yu Kongjian, además de ser perfectos exponentes de la tendencia Agua Tranquila, son de una gran belleza y hacen de las ciudades lugares más agradables y sostenibles.

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