Los pilares de los edificios han sido tradicionalmente proyectados en arquitectura y construcción como elementos estructurales rectos y verticales. Al fin y al cabo, su función principal es transmitir los pesos al terreno y contrarrestar así la fuerza de la gravedad. Sin embargo, gracias al desarrollo de innovadoras técnicas de construcción, como la prefabricación o los avances en la programación de cálculo, hoy tenemos un campo más abierto a la variación y la creatividad en diseño estructural.
Ejemplo de las opciones que dichas mejoras técnicas ponen a nuestro alcance son los pilares inclinados existentes en las fachadas de muchos edificios altos. Además de su aspecto puramente estético, la inclinación de los pilares mejora la transmisión de las cargas horizontales, como las generadas por el viento o los sismos. Incluso las cargas del propio peso se distribuyen de manera más eficaz con fachadas de columnas inclinadas.
Esta mayor eficiencia en la transmisión de cargas reducirá la cantidad de materiales necesarios en muchas fachadas. Al mismo tiempo, evitará problemas en aquellas otras donde, si no les damos continuidad hasta la cimentación, las cargas queden desequilibradas.
La valoración estética y funcional de un edificio o una construcción es un ejercicio recurrente. Sin embargo, la respuesta casi siempre será esta: depende. No debemos olvidar que un diseño estructural excepcional combina ambas cualidades, es decir, ofrece tanto belleza como eficiencia funcional.
Por Jorge Laguna, jefe de la sección de estructuras del Dpto. de Arquitectura de Amusement Logic