Vamos a hacer un repaso por los diferentes tipos de taquillas electrónicas, con exclusión de aquellas de apertura manual tradicional (con llave, combinación o candado), las cuales se acercan al desuso en proyectos de ocio y turismo como parques acuáticos o temáticos.
Las primeras taquillas con cierre autónomo (equipadas con batería) surgieron para reemplazar a un candado. Solo ofrecen funcionalidad de bloqueo a través de un código numérico seleccionado por el usuario o preasignado mediante un chip RFID (siglas en inglés para Identificación por Radiofrecuencia) incorporado a una pulsera o una tarjeta.
Las taquillas con cierre autónomo funcionan en modo de selección libre, por asignación permanente o en alquiler. Tanto su programación como la revisión de la batería se realizan de forma individual. En general, se trata de un sistema que no permite un control preciso de las taquillas ocupadas, de la duración de su ocupación, del número utilizado por un usuario, o realizar aperturas globales, etc.
La situación cambia cuando se añaden sistemas de comunicación a este tipo de cierres: Bluetooth, NFC (Comunicación por Campo Cercano en español) y sistemas RFID (como Mifare). En ese caso, se convierten en sistemas totalmente controlables desde un centro de comunicaciones como si estuvieran conectados físicamente con él por cable. Con ello, es posible conocer el estado de ocupación y de la batería de cada taquilla, y desbloquearlas a distancia, entre otras funciones. Una de sus grandes ventajas es la facilidad de instalación del sistema en taquillas existentes.
Sin embargo, presentan la desventaja de depender de las baterías (normalmente 4 x AA). Y aunque se garantiza una vida útil de 8 años, su reemplazo podría implicar horas de trabajo y representar un problema desde el punto de vista ecológico. En caso de un modelo de explotación por alquiler y pago con tarjeta, este se realizaría en una consola central, lo que reduciría parcialmente la ventaja del funcionamiento individual e independiente.
Las taquillas conectadas a la red disponen de las mismas funcionalidades. Sin embargo, estas se controlan desde un panel central o a través de una aplicación móvil. Tienen las ventajas de no depender de baterías y de ofrecer una mayor fiabilidad en las comunicaciones. Esto las hace más seguras en ubicaciones expuestas, por lo que se utilizan especialmente para la entrega de paquetería. Además, al contar con alimentación eléctrica, pueden disponer de iluminación y puertos de carga USB. Sus desventajas se deberían al espacio necesario para alojar cables y al hecho de que deben desbloquearse desde una o varias consolas centrales (por ejemplo, en cada fila de taquillas).
Por último, solo cabe añadir que el coste de estos sistemas de taquillas es similar, ya que en unas se incluye el cableado y en otras el precio de cada unidad y su operatividad. Por tanto, la elección entre un sistema u otro debe considerar el mejor servicio al usuario y las preferencias del operador en cuanto a inversión inicial y/o costes diferidos.
Por Miquel Solís, arquitecto sénior en el Dpto. de Arquitectura de Amusement Logic