Los prisioneros que ocuparon las mazmorras de la fortaleza de la isla de Mamula no podían imaginar que en el año 2023 el lugar de su cautiverio se convertiría en un hotel boutique de lujo. De hecho, algunos de los supervivientes se opusieron a la idea cuando, en el año 2016, el gobierno de Montenegro aprobó el proyecto de restauración de la fortaleza para su uso como destino turístico. Y es que, según los anales de historia, a partir del 30 de mayo de 1942, durante la Segunda Guerra Mundial, la ciudadela se había convertido en un campo de concentración de Mussolini.

Sin embargo, la historia del edificio que alberga el Mamula Island Hotel se remonta a casi un siglo antes. Fue el general austrohúngaro Lazar Mamula quien propuso su construcción, la cual se llevó a cabo entre 1850 y 1854. Su idea fue la de emplazar la fortaleza defensiva sobre el islote que custodia el acceso a las Bocas de Kotor, al sur de Montenegro, en el mar Adriático, y aprovechar así la ventaja estratégica que ofrecía. De esa manera, los capataces, oficiales, peones y picapedreros, trasladados probablemente por mar junto con los materiales de construcción desde la vecina localidad a la que pertenece la isla, Herceg Novi, pudieron construir la ciudadela. Y desde entonces, durante varias décadas, impidió la entrada de posibles enemigos.

El conjunto arquitectónico de Mamula Island Hotel se compone de una torre circular de dos pisos, una meseta central elevada, una muralla exterior rodeada por un foso, y por una batería de morteros con torres de vigilancia de construcción posterior. La restauración de la ciudadela, con un presupuesto de €15 millones, se hizo por encargo de la suiza Orascom Development Holding AG, tras firmar una concesión de 49 años de duración con el gobierno de Montenegro. Para ello, el gabinete montenegrino de conservación, arquitectura y consultoría Projektor llevó a cabo un estudio técnico y un pormenorizado análisis de la documentación histórica disponible en el Archivo de Guerra Austríaco.

El interiorismo, en cambio, recayó sobre el estudio de arquitectura portugués MCM Architecture & Design Lisbon, en colaboración con el diseñador de interiores alemán especializado en hospitalidad Piotr Wisniewski, de WeStudio Berlín. Según nos cuentan los responsables de MCM Architecture & Design Lisbon, para los interiores de Mamula Island Hotel se inspiraron en los oficios artesanales locales, «como la alfarería y las técnicas tradicionales de ebanistería», así como en el «estilo minimalista de mediados de siglo y las bellas artes abstractas». Con ello crearon un «lenguaje de diseño» que transmite un mensaje de «sofisticación y refinamiento que se entrelaza tanto con lo vernáculo como con el respeto al carácter único de la isla». Así, los arcos recurrentes de la ciudadela sirvieron de referencia para la «línea de muebles geométricos a medida utilizados en todo el hotel». Por último, eligieron unos materiales que, aunque tradicionales, no dejan sin embargo de ser «universalmente modernos y duraderos». Y con ello se refieren a «piedra natural, latón envejecido, roble macizo y tejidos orgánicos transpirables».

En la actualidad, Mamula Island Hotel, con 32 habitaciones, un spa, playa, 3 piscinas, 3 restaurantes y 4 bares, abre sus brazos circulares de sillares de piedra preñada de historia, como monumento histórico cultural protegido que es, a huéspedes que buscan un lugar único para descansar. O para tomar el baño. O «como plataforma de lanzamiento para explorar Montenegro». O para asistir a alguno de «nuestros actos culturales o galas». O para «una celebración, conferencia o visita de empresa». O, todavía mejor, para «celebrar su boda».

Fuentes: Mamula Island Hotel, Projektor, MCM Architecture & Design, WeStudio Berlín, See Business Travel and Meetings, Arquitectura y Diseño, Wikipedia.
Imágenes: Mamula Island Hotel y WeStudio.