Los parques acuáticos se encuentran en continua evolución y sus atracciones incorporan instalaciones con características cada vez más avanzadas y con una mayor componente tecnológico. Los toboganes son un ejemplo de esta tendencia.

Uno de los toboganes habituales en parques acuáticos es el denominado Black Hole, que consiste en un tubo cerrado y opaco. Sin embargo, gracias a la oscuridad en su interior, es posible añadir a su recorrido diversos efectos especiales luminosos y también sonoros. De esta forma, el usuario disfrutará de una experiencia inmersiva sorprendente al descender por el tobogán a toda velocidad.

La tecnología para conseguir estos efectos de iluminación es conocida como Digital Multiplex (DMX). Se trata de un sistema ampliamente utilizado en el sector del ocio y el turismo, entre otros, para controlar equipos de iluminación inteligente y dispositivos de efectos especiales. El protocolo DMX se centra principalmente en tecnología LED RGB y Neón-LED, ya que ofrecen una alta eficiencia y una amplia variedad de colores.

Con los dispositivos adecuados (Drivers, Splitters o repartidores señal, Decodificadores y el controlador USB-DMX) es posible programar diferentes escenarios de iluminación, previamente definidos y secuenciados mediante softwares específicos.

La combinación de los efectos lumínicos y la velocidad de descenso del tobogán ofrece una experiencia memorable, única y atractiva, muy apreciada por los usuarios. Y la posibilidad de recrear múltiples escenarios de iluminación en un mismo tobogán, a demanda del usuario, fomenta su uso y la repetición de visitas por parte del público.

Por Francisco Lozano, ingeniero MEP sénior en el Dpto. de Arquitectura de Amusement Logic