El micelio, la estructura vegetativa de los hongos, presenta una serie de propiedades características que lo convierten en un material alternativo, más sostenible y ecológico que los tradicionales, para su utilización en construcción y arquitectura. Entre esas propiedades se encuentran el que sea biodegradable y, al mismo tiempo, muy resistente; que requiera para su producción de un bajo consumo energético; por último, que tenga capacidad de absorber CO2.

El hecho de que los materiales micóticos sean biodegradables significa que se descomponen en elementos no tóxicos tras su vida útil. Por tanto, su utilización en construcción y arquitectura reduce los residuos y la contaminación respecto de los materiales convencionales. No obstante, este material procedente de los hongos es resistente y duradero. A todo lo anterior hay que añadir que tiene propiedades aislantes, es ignífugo e hidrófugo. Y además de necesitar menos recursos energéticos para su producción respecto de los materiales convencionales y disminuir así su impacto ambiental, los hongos absorben CO2 durante su crecimiento y, por tanto, mitigan las emisiones de carbono. Finalmente, su uso reduce nuestra dependencia de materiales derivados del petróleo.

La utilización de materiales fúngicos se aplica en arquitectura al aislamiento térmico y acústico. Además, se han presentado elementos decorativos y mobiliario fabricado con el material fúngico, como alternativa sostenible a los materiales sintéticos. Por último, ofrece soluciones rápidas, transportables y reciclables para su uso en estructuras temporales y/o de emergencia.

Por Juan Guardiola Cutillas, arquitecto sénior en el Dpto. de Arquitectura de Amusement Logic