En la arquitectura tradicional india, un jaali o jali (que significa «red», «trama» o «rejilla» en hindi) es un tipo de celosía o calado que se realiza habitualmente con un patrón ornamental. Fue una forma decorativa de cubrir los vanos, común en la arquitectura islámica. Pero también tenían una clara funcionalidad, ya que los jaali permiten al aire pasar a través de sus calados, al tiempo que filtran y difuminan la intensa luz solar. De esa manera, en las geografías cálidas, ayudan a combatir en los interiores las altas temperaturas del exterior.

Hoy en día se recurre todavía a los muros jaali en la arquitectura contemporánea, en una demostración de su utilidad atemporal. Los muros jaali tienen algo de paradójico, pues a su extrema delicadeza y riqueza ornamental oponen su solidez; son porosos, pero capaces de definir el espacio con elegancia.

Cuando la luz del día se filtra a través de la intrincada celosía de los jaali, se produce un espectáculo cambiante de patrones sobre paredes y suelos. Ofrecen un respiro del intenso resplandor del sol, el cual disgregan suavemente, con el resultado de un ambiente de serenidad y calma.

Quizá, la vuelta a las celosías jaali señala una tendencia más profunda en arquitectura: el deseo de que el diseño no solo «dicte» el espacio, sino que se relacione con él, la idea de que no se reduzca a encerrarlo, sino que lo convierta en una inspiración diaria.

En la actualidad, los jaali se construyen con materiales como el hormigón, el metal o incluso el cristal. La arquitectura moderna los emplea, sea en viviendas o en oficinas, como separadores de ambientes, para delimitar los espacios de manera sutil. Con ellos, un resplandor suave crea atmósferas propicias para la concentración y el bienestar.

Por Manolo Barberá, modelador hidráulico sénior en el Dpto. de Arquitectura de Amusement Logic

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