El profesional con el que conversamos en esta ocasión pertenece a la segunda generación de una familia de pioneros del sector de los parques acuáticos en Europa. Son muchos los cambios, los avances, las innovaciones de las que ha sido testigo desde 1985, cuando abrió en Lloret de Mar, Cataluña, uno de los primeros parques de la península Ibérica, el que todavía se conoce como Water World, y tras el que vinieron Aquadiver e Illa Fantasia. Él nos cuenta todo ese caudal de experiencia del que tomó el relevo enseguida de comenzar su carrera profesional. Disfrutad.

Amusement Logic: Usted pertenece a la segunda generación de una familia de pioneros operadores de parques acuáticos en Catalunya, con el primero, Water World, que abrió en Lloret de Mar en 1985. ¿Cómo fueron sus comienzos en el negocio de los parques acuáticos?

Joan Cama: Podríamos decir que casi nací en uno de esos toboganes «kamikaze» de los ochenta. Desde los 5 o 6 años, cada fin de semana íbamos a ver cómo trabajaba papá en Water World, por lo que casi veía lo que iba a pasar en el futuro… A los 16 años empecé a trabajar los dos meses de verano, intentando ver cómo se desarrollaban las diferentes áreas o tipos de trabajo que teníamos en Aquadiver, el parque de Playa de Aro, que nació en 1987, dos años más tarde que Water World. Estuve en todos los departamentos, desde poner helados o hacer hamburguesas, hasta ser uno de los socorristas.

Estudiaba administración y dirección de empresas, en el año 2002, lo recuerdo perfectamente: volví a casa de la universidad, fui a ver a mi padre y le dije: «Papá, esto de la universidad no es lo mío». Y él respondió: «¿Llamo mañana a Aquadiver y empiezas ya?» Y yo: «Claro que sí, perfecto». Y así fue mi inicio, con total exclusividad, en el día a día de la empresa familiar y del socio de mi padre, Josep Tarré, que se ocupaba de ella.

Empecé a aprender el día a día y el trabajo de mi padre. Él se ocupaba de las relaciones externas, de nuestra participación en diferentes organismos empresariales y, sobre todo, del conocimiento del sector en el ámbito internacional.

A.L.: Ahora gestiona 3 parques acuáticos. ¿La economía de escala es beneficiosa o tiene el triple de problemas?

J.C.: Pues la verdad es que, en mi opinión personal, no tiene el triple de problemas, sino que la experiencia es triple, mejor dicho. En nuestro caso, son tres parques en diferentes zonas turísticas: Aquadiver en Platja d’Aro, Water World en Lloret de Mar, e Illa Fantasia cerca de Barcelona, por lo que vivimos situaciones diferentes en los tres parques. Este hecho nos ha ayudado a lo largo de los años, y nos ayuda, a gestionar bien los recursos y a trabajar de manera más eficiente, porque, obviamente, hay cosas comunes a todos los parques. Por otra parte, lo que creo es más importante, también aprendes a contar con el mejor equipo para la gestión directa de cada parque. Y es que, una de las cosas que aprendí de mi padre es la visión general, que puedo aplicar a los 3 parques.

A.L.: ¿En qué se diferencia el público que recibe en cada uno de sus parques?

J.C.: El público ha cambiado mucho en nuestras zonas. Al fin y al cabo, toda persona tiene derecho a encontrar su parque acuático preferido. Pero, en términos generales, si hablamos de Water World y Aquadiver, en la Costa Brava, en los inicios de los parques podíamos hablar de un 75% de extranjeros. Actualmente el visitante autóctono supera el 50% de attendance. Porque el público ha aprendido, porque hemos innovado y mejorado en los parques, porque hay épocas en que la gente viaja menos al extranjero… Son varias las razones. En el caso de Illa Fantasia, al ser un parque más «duro», como solemos decir, más de ciudad, hemos alcanzado un equilibrio entre lo que busca el visitante y lo que ofrecemos.

Al principio fue un centro de actividades más que un parque acuático, con actuaciones musicales, discoteca, atracciones mecánicas, polideportivo… y durante los años creció la parte acuática hasta llegar a ser únicamente un parque acuático. Gracias a los cambios de nuestra gestión, a la comprensión de la gente, podemos decir que hay muchos visitantes, en este caso autóctonos, que se han adaptado al cambio y repiten. Puedo decir que es el único parque que conozco con una zona tan grande para hacer tu propia barbacoa, con todo lo que eso implica.

Con nuestra gestión y el conocimiento del mundo turístico que nos aportaba la gestión de los otros dos parques, el porcentaje empezó a crecer hasta tal punto que, en los últimos 3 años (y los que faltan), Illa Fantasia convive con Horrorland en las mismas instalaciones, aunque en diferentes épocas. Y Horrorland es el Scream Park mejor valorado en el ámbito europeo.

A.L.: Ustedes han resistido la consolidación del sector con la aparición de 2 grandes operadoras. ¿Cómo es la competencia en el sector y cómo la afrontan?

J.C.: Recuerdo cuando mi padre se iba cada año a Estados Unidos a ver parques y ferias del sector, y al regresar nos enseñaba las fotos que había hecho y nos explicaba cosas… y un día, con mi hermana, le dijimos: «¿Por qué hay más fotos de bancos para sentarse que de atracciones?» A lo que él respondió: «Cada uno debe saber el tamaño del parque que tiene, en todos los sentidos… siempre habrá parques más grandes y con mejores atracciones, pero tenemos lo que tenemos».

Estamos en un sector en el que la innovación, la diferencia, un valor añadido, es lo más importante. Y cada parque tiene lo que tiene y trata de ser distinto en algo al de al lado, y procura complementar la temporada de verano con alguna otra actividad. Esa es una de las maneras de ser diferente y, a la vez, de rentabilizar las instalaciones.

A.L.: ¿Cuáles son los principales cambios que ha notado a lo largo de estos años en el turista que llega a la costa catalana? ¿Y el público residente ha cambiado también?

J.C.: El principal cambio del turista y del nacional que nos visita es su mayor conocimiento del sector. Por lo tanto, ambos son más exigentes. Hace años, tanto el turista como el visitante local viajaban más con el pensamiento puesto en el hotel; ahora piensan más en lo que podrán hacer en destino, en las actividades.

A.L.: ¿Cuáles son los principales errores que se cometen al inicio del desarrollo de este tipo de proyectos de ocio? ¿Cómo podemos evitarlos?

J.C.: No saber lo que quiere el público puede ser uno de los errores principales; no saber a qué público vas dirigido o qué busca el público que viene de visita a tu zona. En los inicios de la industria no había proveedores de toboganes. Cuando ésta se desarrolló, muchos de los fabricantes de toboganes añadieron a su cartera el diseño de parques acuáticos, con estudios de afluencia, de viabilidad, etc. Pues ahí tenemos una solución a los errores: si hay feeling, confianza profesional y personal y buen entendimiento, ¿por qué no tener al lado una empresa profesional para mejorar el desarrollo?

Otro problema principal es no acertar con las innovaciones. No tiene por qué triunfar más entre el público una atracción de última generación que una atracción de toda la vida. Particularmente, en Water World, aunque tenemos 2 Master Blaster y en el futuro tendremos otras nuevas atracciones, el tobogán favorito es el Río Salvaje de hace casi 40 años.

Lo que he aprendido personalmente es que debes rodearte internamente del mejor equipo que puedas y tener al lado la profesionalidad de una empresa que entienda el negocio, ya que ofrece más información de carácter internacional.

A.L.: Water World se ha convertido en un referente del sector con sucesivas ampliaciones y adaptaciones. ¿No se puede bajar la guardia en este sector?

J.C.: En el sector del ocio es muy importante estar al día con las atracciones, en los sistemas de venta, en sistemas de cashless… en todo tipo de innovaciones. Sólo un ejemplo: en Water World, cuando yo aún no estaba en la empresa, trabajábamos con más de 500 agencias turísticas; ahora mismo queda alguna, pero ningún intermediario ni ninguna plataforma de venta de entradas. El cliente que nos visita, tanto extranjero como nacional, ya ha viajado, ya ha visto cosas parecidas… Y quiere más. Además, el mercado también innova, los proveedores o colaboradores tienen cosas nuevas, la tecnología en general también progresa… por lo que tienes que estar al día un poco en todo.

Por esta razón, aunque es importante la gestión interna del negocio, también lo es la externa, conocer lo que hay en el mercado, que te conozcan, las nuevas normativas… y si además puedes complementar la temporada acuática con otras actividades en las mismas instalaciones, eso ayuda también a la publicidad del recinto, no solamente del negocio.

A.L.: Cuando hay sequía, los medios de comunicación llaman la atención sobre las piscinas y los parques acuáticos. ¿Le parece justo?

J.C.: Hace ya unos años vivimos una situación de crisis de agua. Yo la viví en Illa Fantasia y la verdad es que ni me parece justo ni me parece injusto. Creo que es un problema de no-información. Cuando preguntan o se habla del tema y dices que un parque acuático consume menos agua que un hotel de 100 habitaciones, la gente no entiende lo que le cuentas. Y al contarlo, entonces cambian de idea.

Eso es lo que hicimos en Illa Fantasia; llamamos a la televisión de la zona, TV3, y les explicamos in situ cómo tratábamos el agua; cómo la pasábamos de piscina en piscina, la limpiábamos y la devolvíamos. El mismo año, ofrecimos a los colegios la oportunidad de que los niños vieran el proceso del agua. Yo siempre explico lo mismo: llenamos las piscinas una vez al año y no al 100%, y consumimos el agua que se lleva la gente al salir de la piscina, la que se evapora y la que, antes de ser desechada, aprovechamos para limpieza de filtros y de lavabos.

A.L.: 2020 fue un año horrible para el sector del ocio y el turismo por la pandemia, pero nos hemos recuperado bien. ¿Se atreve a darnos su perspectiva para el futuro?

J.C.: Es un sector cambiante, es un sector agradecido en general ya que hacemos pasar un buen día de vacaciones al visitante, es un sector que se ha profesionalizado con los años… pero una pandemia o alguna cosa parecida ya no depende de la gente o de su conocimiento. Por lo que hemos vivido, puedo decir que el sector se ha recuperado bastante bien, hemos trabajado bien entre todos y quizás, en situaciones complicadas, hacen falta cambios complicados o, digamos, cambios más extremos. Esto, a mi parecer, es el inicio para la segunda generación en el negocio.

En este aspecto, recuerdo en Illa Fantasia, cuando nos acercamos a nuestro padre y le dijimos: «Tenemos la opción de hacer un festival de música, en horario diurno y nocturno, destinado al público LGTBQA+». Al principio piensas, «¡es imposible!». Pero con ganas, iniciativa y un equipo de profesionales al lado, y con una parte de riesgo que asumes, llevamos ya 15 años celebrando el mayor festival en un parque acuático. Y, como decía, Illa Fantasia lleva 3 años compartiendo lugar con Horrorland. Otro ejemplo: en Water World también llevamos 3 años celebrando una carrera de bicis con 600 participantes, con un recorrido que pasa incluso por dentro de un tobogán.

Todos estos cambios nos toca hacerlos a nosotros, a la siguiente generación, aunque siempre agradeceré que mi padre, con más de 80 años de edad y casi 40 en el sector, venga todavía a los parques cada día y todavía los viva desde dentro.