La electricidad sin cables no es un concepto nuevo. Nikola Tesla ya lo demostró hace más de un siglo. En la década de los 70, la NASA exploró la viabilidad de transmitir electricidad mediante microondas en proyectos espaciales. Y hoy en día, algunas empresas privadas y distribuidoras de electricidad desarrollan tecnologías como el uso de microondas, de láseres y otros métodos de transmisión a larga distancia, para la transferencia de electricidad sin cables.

Debido al rápido avance de estos sistemas, diferentes códigos regulatorios, como el NEC (siglas en inglés para el Código Eléctrico Nacional, de Estados Unidos), abordan su posible impacto y los riesgos potenciales de seguridad asociados a ellos.

El funcionamiento de esta tecnología se basa en dos métodos:

-Transferencia de energía de campo cercano: utiliza campos magnéticos y el acoplamiento magnético entre bobinas resonantes en el transmisor y el receptor.

-Transferencia de energía de campo lejano: emplea radiación de microondas o láser, lo que permite la transmisión a largas distancias.

Estas tecnologías de transferencia de electricidad se aplican a entornos domésticos, como la carga de móviles, vehículos eléctricos o electrodomésticos, y a entornos urbanos, donde pueden alimentar sensores, semáforos o alumbrado público. También tienen aplicaciones militares, como la alimentación de drones y otros vehículos eléctricos en el aire. Por último, hemos de considerar las aplicaciones espaciales, de forma que satélites geoestacionarios equipados con paneles solares enviarían energía a zonas remotas de la Tierra o garantizan las comunicaciones durante emergencias.

No obstante, los desafíos que enfrentan estas tecnologías son significativos. Deben garantizar la seguridad de las personas y animales expuestos a los rayos de energía. Evitar posibles problemas de interferencias electromagnéticas es otro reto. Finalmente, deben optimizarse para las transmisiones de larga distancia.

Aunque, como decimos, varias empresas y organizaciones ya desarrollan soluciones comerciales viables y colaboran con entidades como las fuerzas armadas y sectores industriales, la adopción de la transmisión de electricidad sin cables de forma masiva podría tardar todavía en materializarse entre 10 y 20 años. Para ello, serán necesarios nuevos avances tecnológicos y nuevas normativas que garanticen su uso seguro y eficiente en la sociedad.

Por Juan Carlos Soria, ingeniero MEP sénior en el Dpto. de Arquitectura de Amusement Logic