Cuando visitamos un restaurante, el objetivo es comer, aunque nuestra experiencia será muy diferente según encontremos el ambiente. ¿Se trata de una comida rápida o una cena íntima? ¿Estaremos solos o acompañados? Pues bien, uno de los factores que determinan ese ambiente y, por tanto, nuestra percepción, es la iluminación. Y, claro está, si queremos definir con sutileza ese ambiente, el diseño de iluminación no puede limitarse a considerar la temperatura de color o la potencia lumínica.

Analicemos pues cómo diferentes tipos de establecimientos se asocian con distintas iluminaciones para crear la experiencia que los caracteriza.

Restaurantes de comida rápida: dinamismo y funcionalidad

Este tipo de establecimientos se distinguen por el consumo rápido, el tránsito breve de personas y la limpieza constante. En consecuencia, la iluminación idónea que estimule ese dinamismo será de alta intensidad (>200 lux) y con temperaturas de color frías (>4.000K). Sin embargo, será conveniente ubicar luces de acento sobre elementos corporativos, rótulos, pantallas de menú, etc. Respecto al exterior, será recomendable contar con grandes ventanales que garanticen la visibilidad desde la calle.

Restaurantes buffet: amplitud y eficiencia

Aquí encontraremos una iluminación general que cubre grandes espacios, enfocada en las áreas de circulación y sobre las góndolas de autoservicio (mínimo 300 lux). Probablemente habrá grandes lámparas de techo para romper la monotonía y aportar una sensación de lujo colectivo. En el exterior, será recomendable contar con un rótulo llamativo, de gran tamaño, para facilitar su identificación instantánea.

La cafetería: un refugio acogedor

Sin una iluminación general definida, en estos establecimientos predominan los plafones cálidos (3.000K) que subrayan las texturas, los cuadros y otros elementos decorativos. Convendrá dar protagonismo a la luz natural, que se combinará con iluminación puntual en cada mesa para favorecer la conversación y la intimidad. La barra, en cambio, uno de los centros de atención, exigirá iluminación integrada que destaque los productos y atraiga las miradas. El exterior no necesitará grandes despliegues, sino que, poco iluminado, priorizará el ambiente interior como refugio.

Restaurantes tradicionales o familiares: comodidad y versatilidad

Este tipo de restaurantes se beneficiará de una luz regulable que se adapte a los diferentes momentos de la jornada. Por el día será necesario subir su intensidad, mientras que por la noche vendrá bien que sea más suave y acogedora. Úsense lámparas colgantes sobre cada mesa, con tonos neutros (4.000 a 4.500K) y un alto índice de reproducción cromática —que mide la capacidad de una fuente de luz de mostrar los colores de un objeto de forma similar a la luz natural— para garantizar una percepción precisa de los alimentos y la carta de menú.

Restaurante temático: un escenario inmersivo

En estos restaurantes, la luz será un elemento instrumental al servicio de la tematización. Por ello, se dirigirá y concentrará sobre elementos temáticos y objetos decorativos. Por lo demás, no será mala idea crear una iluminación cambiante y dinámica, con rótulos de neón, logos retroiluminados y luces LED de colores. En mesas encontraremos luminarias ornamentales en sintonía con la tematización. Al mismo tiempo, convendrá subrayar la presencia de aquellos elementos singulares que refuerzan la narrativa del espacio.

Robert Couse-Baker | pxhere.com

Por Miquel Solís, arquitecto sénior en el Dpto. de Arquitectura de Amusement Logic

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