En los últimos años, las ciudades se enfrentan a un desafío creciente con el aumento de la frecuencia e intensidad de las olas de calor urbanas. Y es que este fenómeno puede elevar las temperaturas hasta 7°C por encima de las registradas en las zonas rurales que las circundan. Este efecto, conocido como «isla de calor urbana», ha impulsado el desarrollo de soluciones innovadoras en arquitectura y urbanismo. Una de ellas es el diseño y construcción en las ciudades de refugios climáticos.
Los refugios climáticos son espacios de protección térmica. Combinan estrategias de diseño pasivo con tecnologías climáticas y energéticas avanzadas. Entre las soluciones pasivas destacan el uso de cubiertas vegetales, pavimentos de alta reflectancia solar y materiales especializados que reflejan más del 70% de la radiación solar, y fachadas ventiladas. Estos elementos se complementan con un diseño cuidadoso de la iluminación natural para maximizar el confort sin incrementar la carga térmica.
La parte activa de estos refugios incorpora sistemas de climatización de alta eficiencia como unidades VRF (siglas en inglés para Flujo Variable de Refrigerante) de bajo consumo, sistemas de enfriamiento evaporativo indirecto y soluciones híbridas que combinan diferentes tecnologías. Un aspecto innovador es la integración de sistemas fotovoltaicos en los propios elementos constructivos, de manera que los refugios generan parte de la energía que consumen.
La monitorización en tiempo real mediante redes de sensores IoT (Internet de las Cosas en inglés) representa otro proceso fundamental en estos espacios. Estos sistemas miden continuamente parámetros como temperatura, humedad, calidad del aire y nivel de ocupación, y permiten la realización de ajustes dinámicos que optimizan el consumo energético. Datos recientes demuestran que este sistema puede lograr ahorros energéticos superiores al 30% respecto de soluciones convencionales.
Encontramos ejemplos paradigmáticos de refugios climáticos en ciudades como París, donde el programa «Oasis Schools» ha transformado patios escolares mediante modelado computacional de fluidos para optimizar la ventilación natural y el sombreado. Barcelona, por su parte, ha desarrollado una red de refugios climáticos en bibliotecas y centros cívicos que integran sistemas de agua reciclada y pavimentos permeables como parte de una estrategia integral de adaptación climática.
Para situaciones que requieren intervenciones rápidas, especialmente en zonas urbanas vulnerables, se han desarrollado soluciones modulares prefabricadas. Estas unidades incorporan materiales de última generación como paneles estructurales aislados y aerogeles, con rápido despliegue y montaje.
El diseño de estos espacios se enmarca en una visión más amplia de planificación urbana resiliente. Los refugios climáticos, que cumplen con estándares internacionales como la norma EN ISO 7730, o cuentan con certificaciones como LEED o WELL, representan una solución integral que combina confort térmico, accesibilidad universal y sostenibilidad a largo plazo.
Por Francisco Lozano, ingeniero MEP en el Dpto. de Arquitectura de Amusement Logic