Una torre de 40 metros de altura que sostiene y encierra los conductos de humo de un nuevo centro energético de bajas emisiones de carbono en el centro de Manchester: este es el artefacto que firma el estudio de «arquitectura, paisaje y arte finamente elaborados», con sede en Reino Unido, Tonkin Liu. La han llamado Torre de la Luz (Tower of Light). Se trata de una estructura «biomimética» para cuyo diseño, el estudio de arquitectura ha investigado, en colaboración con la compañía de ingeniería Arup, durante una década. Por otra parte, su construcción fue confiada a fabricantes locales. El resultado es la mayor torre de «encaje de concha» (Shell Lace Structure) construida hasta la fecha, una estructura superligera que reproduce geometrías presentes en la naturaleza y utiliza «el mínimo material para conseguir el máximo». Así, según palabras del estudio de arquitectura, «la fuerza de la torre reside en su forma».

Para su construcción, se utilizaron planchas de acero de 6 y 8 mm de grosor, cortadas con láser y moldeadas, para luego soldarlas en una superficie curva, rígida y resistente. El interior de la torre alberga una serie de reflectores móviles, accionados por la fuerza del viento, que reflejan la luz a lo largo del día en un juego de destellos en movimiento. Durante la noche, en cambio, estos mismos reflectores devuelven los rayos de las luces LED del interior de la torre. Con un uso mínimo de energía, una serie de secuencias animadas y programadas cada cuarto de hora marcan el paso del tiempo.

En la base de la Torre de la Luz, se ha proyectado lo que Tonkin Liu llama el Muro de la Energía (Wall of Energy). Se trata de la fachada a la calle del centro energético de Manchester, que sirve de preludio a la Torre de la Luz y evoca «la energía dinámica de los movimientos de la tierra». Una iteración de un total de 1.373 baldosas de cerámica vidriada, en un patrón romboidal con 31 variaciones de la misma forma, cubren los 63 metros de longitud y la altura de 4 a 6 metros de esta fachada. En un nuevo juego de luces, las baldosas reflejan los rayos del sol o el movimiento de las nubes en el cielo, así como las luces del tráfico y de los edificios adyacentes. Por último, una larga ventana en forma de cinta recorre la fachada y abre el centro tecnológico a la vista de los viandantes y los curiosos.

Fuente e imágenes: Tonkin Liu.