Un concepto urbanístico sobre el que se debate desde hace unos años es el de las «supermanzanas». El concepto de «supermanzana» hace referencia a la reordenación del tejido urbano existente para convertir sus bloques o manzanas en entidades más grandes. Es decir, nueve manzanas, por ejemplo, pueden convertirse en una sola, en una supermanzana, al cerrar las calles interiores y dejarlas únicamente para el uso de vecinos, peatones y servicios públicos. El paso de vehículos privados queda limitado y se impide que la atraviesen. Con ello, se fuerza a que las vías con más tráfico de vehículos sean las exteriores a la supermanzana.

Pese a algunas críticas, las supermanzanas son una opción para conseguir unas ciudades más habitables, cómodas, humanas y sostenibles. La peatonalización del espacio urbano mejora la calidad de vida de los vecinos, con menos ruido y menos contaminación, espacios para el ocio, el pequeño comercio y la socialización, más zonas ajardinadas, etc. Al recuperar el espacio antes reservado a los vehículos, las supermanzanas ceden el protagonismo a las personas, que pueden desplazarse sin ceñirse a aceras estrechas o sin tener que cruzar entre el tráfico. Se evitan además al transporte público las vías más estrechas y conflictivas, y se optimizan así sus rutas y los tiempos en ellas.

Las supermanzanas han sido adoptadas en determinadas zonas de París, Londres, Berlín, Nueva York, Caracas o Brasilia. En España se han realizado diversos ensayos en Madrid y Barcelona, mientras que en otras ciudades como Valencia se prevé una pronta implantación.

Por Manolo Barberá, modelador hidráulico sénior en el Dpto. de Arquitectura de Amusement Logic

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