La «guardería departamental» de Calvados, que administra la Casa Departamental de la Niñez y la Familia de Calvados (MDEFC por sus siglas en francés), acoge desde hace décadas a niños de 0 a 6 años que, por decisión administrativa o judicial, no pueden convivir con sus familias de origen. Con el paso de los años, sus instalaciones quedaron obsoletas y, más que una remodelación, la MDEFC decidió crear un edificio completamente nuevo donde ubicarla. Así comenzó el proyecto que finalmente realizó el arquitecto francés Paul Le Quernec y que acogió a los primeros niños a mediados de 2022. Es un proyecto de arquitectura singular por su diseño, su construcción, y por la funcionalidad a la que responden cabalmente ambas.

Precisamente, el planteamiento general de su arquitecto partió de la conciencia fundamental de que los niños a los que está destinada la guardería «desgraciadamente no tienen una experiencia feliz con sus padres y, por extensión, con el mundo de los adultos». Como consecuencia, la funcionalidad de la guardería debía ser la de «aislarlos para protegerlos mejor». O, en palabras de Delphine Mainard, directora de la MDEFC, al diario Ouest France, «ya no corresponde a los niños adaptarse a la institución, sino la institución a los niños».

Al servicio de esa funcionalidad general, pues, los espacios de la nueva pouponnière, o guardería, se cifraron en cuatro funcionalidades parciales: la primera y principal, ofrecer a los menores un lugar donde vivir y encontrarse con sus progenitores; la segunda fue la de albergar distintos talleres y espacios para actividades varias; la tercera funcionalidad consistía en atender las necesidades de lavandería y restauración de sus pequeños residentes; y la cuarta y última, la de acomodar los servicios administrativos y de salud y medicina.

Así, el diseño y la arquitectura de la pouponnière responde a esas ideas. En palabras del propio Le Quernec, «los espacios de vida de los niños están literalmente separados de las demás funciones, y sólo se puede acceder a ellos mediante una pasarela sobre un vacío simbólico, como un puente levadizo sobre un foso que marca la frontera entre el mundo de los niños y el de los adultos». De ese modo, la transición del espacio  infantil al que contiene las oficinas y las salas sanitarias, y viceversa, «es tanto física como psicológica».

Como consecuencia de todo lo anterior, el edificio desarrolla unos principios espaciales y volumétricos envolventes. El abrazo de las curvas, que son dominantes en el conjunto, así como salones y dormitorios con un diseño a escala infantil, proyectan una sensación de seguridad e intimidad. Como una especie de madrigueras, seis alas se extienden desde los vértices de un hexágono central. Tal como explica su arquitecto, «las unidades se distribuyen de forma radial en torno al espacio de actividad común, como una micro aldea alrededor de una plaza». Y dentro de cada una de las seis alas, «el alojamiento está dividido en pequeñas unidades cuyo funcionamiento y organización se toman prestados de la casa individual».

El edificio de 2.650 m2 y un coste de €8,5 millones (de los cuales €5,5 millones los proporciona el Departamento de Calvados y los restantes €3 millones el Estado Francés) se construyó en madera, con la cubierta exterior de zinc natural curvado. Le Quernec concluye, «hemos imaginado este lugar como una isla donde los niños se sentirán al abrigo de ese mundo con el que tienen una relación difícil. Si no tienen padres como los demás, les ofrecemos un hogar como nadie lo tiene».

Para una perspectiva en movimiento de esta fascinante arquitectura, os ofrecemos este VÍDEO.

Fuentes: Paul Le Quernec, Ouest France, Muuuz. Imágenes: Paul Le Quernec –  ©11h45

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