La luz y la sombra, aunque a menudo se mencionan como antagónicas, no se oponen entre sí. Por el contrario, son aspectos complementarios, elementos fundamentales que definen la arquitectura y la percepción que esta ofrece de sus formas.
Así, la luz y su compañera, la sombra, son necesarias en arquitectura para establecer los límites de un espacio. La gestión eficaz de esta dualidad en el diseño arquitectónico, y el empleo consciente de este juego de matices, es decisivo para hacer de un lugar, un espacio que sobresale por su arquitectura, un lugar especial y emocionante. Al fin y al cabo, la luz y la sombra fortalecen y/o debilitan los volúmenes que creamos en arquitectura, así como los huecos que habitamos para disfrutar de ella.
Por Julia Rosado Olmo, diseñadora en el Dpto. de Diseño de Amusement Logic