En el Departamento de Diseño de Amusement Logic nos ocupamos en estos momentos de un proyecto de interiorismo para un espacio comercial de lujo. Estos reflejos conceptuales son un inequívoco testimonio de la capacidad del diseño de interiores para elevar la experiencia de los clientes a cotas de sofisticación y extravagancia únicas. El establecimiento se convierte así en un lugar en el que, además de adquirir productos exclusivos, los visitantes quedan rodeados por un escaparate de creatividad e innovación

Efectivamente, al cruzar el umbral y verse inmersos en estos espacios, los clientes entran en una realidad distorsionada por la más aguda fantasía. Un lienzo en blanco y negro, punteado con formas orgánicas en una especie de estampado animal, con patrones que juegan con la percepción visual, produce un entorno dinámico y estimulante. Las curvas suaves y los contornos fluidos invitan a los visitantes a un viaje a través de lo insólito, de lo inconcebible, sin perder por ello ni un ápice de elegancia y refinamiento.

Así es, este interiorismo comunica exclusividad y lujo a través de contrastes audaces entre blancos y negros puros, profundos, acentuados por la única licencia del rojo vibrante en uno de los espacios. Más que simples elecciones estéticas, las instancias de este diseño de interior conforman una declaración que refleja la singularidad de los productos en venta. Con ello, además del magnetismo visual, el diseño establece la identidad de marca: exclusividad, audacia, distinción. Y en este entorno, el acto de comprar se convierte en una experiencia inmersiva y sensorial.

Por lo demás, este interiorismo asegura una huella indeleble en la memoria de los clientes. La tienda se convierte en un destino en sí mismo, un lugar que se experimenta, donde la extravagancia y la sofisticación toman cuerpo y traspasan la piel.