Durante el diseño de un proyecto de arquitectura y construcción, se ven involucrados diversos profesionales de distintas disciplinas. Y la complejidad y tamaño de ese proyecto, determina que dichas disciplinas se aborden por un equipo multidisciplinar único o por equipos especializados. En ambos casos, ya sea entre profesionales o entre equipos, la coordinación es fundamental y abarca diversos aspectos:

-Definición de criterios y bases de diseño.

-Selección de soluciones tecnológicas y materiales de acuerdo con los objetivos y las restricciones del proyecto.

Compatibilidad geométrica, necesidades de espacio y posibles colisiones a evitar entre elementos de diferentes disciplinas.

-Cumplimiento de objetivos específicos, ya sean estéticos, económicos, de construcción o normativos.

-Selección de herramientas de programación y sistemas para el intercambio y la actualización de información.

-Generación coordinada de los documentos entregables.

Y estos aspectos de la coordinación deben considerarse desde las etapas iniciales del proyecto. La incorporación tardía de una disciplina puede implicar cambios globales significativos o llevar a soluciones inadecuadas.

Aunque la coordinación en la construcción de un proyecto era necesaria también en la antigüedad, los avances tecnológicos, es decir, los programas informáticos, la conectividad en tiempo real y la metodología BIM (Building Information Modeling, o Modelado de Información para la Construcción) han llevado hoy dicha coordinación a niveles nunca vistos.

Una de las disciplinas en arquitectura y construcción que debe coordinarse con el resto es precisamente la del diseño de estructuras. Dejamos para próximas entregas en este espacio la coordinación del diseño estructural con las disciplinas de arquitectura, diseño de instalaciones hidráulicas, tematización y paisajismo.

Por Raúl Soriano, modelador sénior en el Dpto. de Arquitectura de Amusement Logic