Vamos a analizar algunos aspectos básicos de la hidrodinámica en la natación, para establecer una técnica de estilo libre eficiente. Gracias a ella, el nadador disfrutará de su deporte de forma relajada y sin sobreesfuerzos.

En primer lugar, un aspecto fundamental es el equilibrio del cuerpo en el agua. Desde el punto de vista de la hidrodinámica, el mejor equilibrio será el que corresponda a una posición del cuerpo tal, que sean mínimas la resistencia viscosa y las tensiones tangenciales de fricción que se originan en el contacto con el agua. En estos términos, la posición horizontal es la de equilibrio. Pies, caderas y cabeza, con mirada hacia el fondo de la piscina, quedan en perfecta alineación respecto de un eje imaginario.

Croquis 1

En el croquis, representadas en azul, las tensiones de fricción.

En caso de que la posición del nadador no sea horizontal, sino que presente las caderas y piernas hundidas, la resistencia viscosa a vencer será mayor. Además de las tensiones tangenciales de fricción, tendrá que superar las presiones de origen viscoso, perpendiculares a la superficie de contacto.

Croquis 2

En la imagen, en azul, la fricción, y en rojo, las presiones viscosas.

Pero el cuerpo humano no tiene una densidad uniforme. El torso, debido a que aloja los pulmones, disfruta de una flotación considerablemente mayor que la cintura o las piernas. Por este motivo, muchos nadadores llevan las caderas y piernas hundidas, y requieren de un batido de piernas intenso para tratar de elevarlas. Y esto conlleva un mayor consumo de energía.

El objetivo es que el avance del nadador a través del medio acuático genere la menor perturbación posible y se deslice sobre el agua, en lugar de tratar de empujarla hacia atrás. Para ello, el nadador debe llevar siempre un brazo adelantado con respecto a la cabeza y hombros, en posición próxima a la horizontal. De esa manera, atraviesa el fluido con la menor superficie posible, primero con la mano y, posteriormente, con el brazo. Este último permanece adelantado (color verde en la imagen), durante toda la fase de recobro del brazo opuesto (color azul en la imagen). En el instante que finaliza el recobro y comienza la fase de entrada en el agua y extensión, el brazo adelantado comienza a moverse en el inicio de la fase de agarre.

Croquis 3

Esta posición adelantada y prácticamente horizontal de un brazo en todo momento favorece el mantenimiento del equilibrio del cuerpo en la posición horizontal óptima. Además, con la posición adelantada del brazo, el nadador presentará una mayor «eslora», lo que conlleva mayor velocidad de desplazamiento.

Croquis 4

En esta imagen, el nadador no mantiene el brazo adelantado (brazo verde), por lo que debe superar una mayor fricción en las zonas de cabeza y hombros durante el avance.

El rolido es el giro del nadador alrededor de un eje imaginario que va de la cabeza a los pies. Este giro parte de las caderas, con ayuda de cada batida de pies. El rolido permite al nadador apoyar su cuerpo, parcialmente de costado, disminuyendo su «manga», con objeto de disminuir la fricción en el avance.

Croquis 5

A la derecha, el dibujo representa el rolido del nadador. Se aprecia cómo la «manga» (flecha roja) disminuye con él.

Un movimiento de rolido eficiente será una rotación alternativa en un sentido y otro, sincronizada con el batido de una pierna y con la entrada en el agua y extensión del brazo opuesto. La rotación debe ser sutil, nada más que suficiente para mejorar la condición de deslizamiento. Un giro excesivo, de acuerdo con el empuje de Arquímedes, aumentará el hundimiento del nadador y romperá su equilibrio.

Por Luis Llor, ingeniero hidráulico sénior en el Dpto. de Arquitectura de Amusement Logic