El acero estructural prefabricado ha transformado radicalmente la industria de la construcción, pues consiste en una solución innovadora que agiliza la ejecución de proyectos. La prefabricación de componentes de acero se realiza en entornos controlados, antes de su montaje en el lugar de construcción. Este método conlleva numerosas ventajas, en comparación con los tradicionales.

Si bien el acero se trabaja históricamente de forma industrializada, con piezas simples fabricadas en taller y ensambladas en obra mediante tornillos o soldadura, sin embargo, gracias a las nuevas tecnologías, en la actualidad se recurre al diseño de piezas especiales de forma paramétrica. Así, adoptan toda una variedad de formas complejas bidimensionales y tridimensionales.

Por ejemplo, estructuras como las mallas que cubren grandes luces, se componen de miles de piezas tridimensionales únicas con geometrías complejas. Pues bien, sería casi imposible ensamblarlas todas sin el uso de sistemas informáticos avanzados. Gracias a estos, se reducen significativamente los errores de construcción, en comparación con los que se producen habitualmente con los métodos tradicionales. Al llevarse a cabo directamente en obra, factores como las condiciones climáticas o la variabilidad en la mano de obra pueden causar desviaciones no deseadas.

Con todo, el acero estructural prefabricado representa un paradigma moderno en el sector de la construcción. Reducción de tiempos, precisión dimensional, menores costos y una base sólida para estructuras duraderas son algunas de sus ventajas. Este método no solo sirve a la construcción contemporánea, sino que se proyecta hacia un futuro preñado de posibilidades en eficiencia e innovación.

Por Alberto López, ingeniero de estructuras sénior en el Dpto. de Arquitectura de Amusement Logic