Inspirado en elementos naturales, este vestíbulo combina la calidez de la madera con una iluminación suave, todo bajo un techo ondulante que evoca el flujo de una brisa suave. El mobiliario ofrece formas orgánicas y acogedoras, en una invitación a que los usuarios se relajen y socialicen. Los amplios ventanales convierten al vestíbulo en una especie de tierra de nadie en el que el interior se abre al exterior, y el exterior se adentra en su opuesto.

La elección de materiales, de una calidad natural y texturas suaves, contribuye al bienestar emocional de los usuarios. La iluminación indirecta, por su parte, aporta un acogedor matiz de intimidad. Al fin  y al cabo, se trata de un diseño biofílico que procura conectar a las personas con la naturaleza, incluso en un entorno urbano, a través de la calma y el equilibrio.

En definitiva, este vestíbulo no es solo un espacio funcional de tránsito; es una experiencia sensorial que acoge a los visitantes con un abrazo gentil de reconocimiento. Es un ejemplo de diseño de interiorismo contemporáneo que transforma un espacio público en un santuario de tranquilidad y bienestar.