El Departamento de Diseño de Amusement Logic imagina un restaurante que ocupa el interior de una formación rocosa. La topografía se convierte en sala, techo y decoración, todo en uno. La luz se filtra por cavidades superiores y se multiplica con lámparas colgantes. Mesas orgánicas de superficie clara y tacto sedoso parecen brotar del suelo arenoso, mientras los bancos curvos abrazan al comensal y replican el contorno de la cueva.

La experiencia combina la majestuosidad primitiva de una gruta con la sofisticación de un bistró contemporáneo. Inserciones de madera torneada aportan calidez y contraste, y discretas cintas LED perfilan el contorno de las cavidades y enmarcan la barra retroiluminada. La atmósfera se hace multisensorial gracias al susurro del agua que discurre por pequeñas canaletas en la roca, al aroma de la vegetación autóctona y a la acústica amortiguada que envuelve la conversación de los comensales.

El resultado enriquece la narrativa del espacio: cada plato llega acompañado por sensaciones cromáticas y táctiles que dialogan con la geología circundante y amplía la experiencia culinaria más allá del gusto.

Por Manuel Devesa, arquitecto sénior en el Dpto. de Diseño de Amusement Logic

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