Existe una clara tendencia en arquitectura, diseño y construcción a la incorporación de elementos vegetales tanto en fachadas y cubiertas como en el interior de los edificios. Esta tendencia al uso de espacios ajardinados, más allá de su valor estético, se justifica principalmente por los beneficios medioambientales, el aislamiento que proporcionan y su inercia térmica, la protección solar, así como por su efecto reductor de la polución y el confort higrotérmico que facilitan. A ello se suma una sensibilidad creciente en la población urbana hacia el consumo de productos frescos de proximidad y el avance de los sistemas de cultivo hidropónicos.

Implementar esta tendencia en los proyectos de arquitectura supone aplicar nuevos paradigmas a los criterios de diseño. Entre estos paradigmas se incluyen el de recurrir a espacios abiertos, prever la utilización de materiales naturales, usar iluminación natural con la incorporación de grandes claraboyas o fachadas acristaladas, el de considerar la posibilidad de proyectar muros con cultivos verticales y cubiertas verdes, así como  canales y pequeñas cascadas.

Por Miquel Solís, arquitecto sénior en el Dpto. de Arquitectura de Amusement Logic