Al suroeste de la península arábiga se extiende un país con un rico y complejo pasado, un territorio abierto al mar y al comercio desde antiguo, cuya espina dorsal la constituyen los desiertos y llanuras arenosas del interior, y las regiones fértiles en zonas costeras. Encrucijada de culturas y pueblos, tierra de incienso, de uvas y palmas datileras, costas para la pesca, portal de la Ruta de la Seda y puente entre civilizaciones, su historia milenaria hace de él un énclave para el viaje y la curiosidad. Esa tierra es la del Sultanato de Omán.

El rico pasado de Omán se pierde en el tiempo hace unos 106 milenios, fecha de que datan los vestigios más antiguos de actividad humana, descubiertos en 2011 en el yacimiento de Aybut Al-Auwal, en Wadi Aybut, provincia de Dhofar. Asimismo, en su territorio se encuentra también una de las primeras ciudades habitadas del mundo, Al Wattih, que se remonta a 10.000 años atrás. Además, la ciudad de Sohar es considerada la cuna del mítico Sinbad el Marino, protagonista de aquellos famosos 7 viajes fantásticos por los mares del sur. Por otra parte, sus territorios estuvieron bajo dominio asirio, babilónico, persa, portugués y otómano, y en época más reciente, el país sostuvo lazos de amistad y protección con Gran Bretaña. A pesar de todo, Omán fue el primero de los Estados del mundo árabe en ser independiente.

Todas sus peculiaridades, su apertura al mundo durante las dos últimas décadas y las numerosas inversiones realizadas en ocio y turismo durante este periodo, lo han convertido en un destino atractivo y de gran interés. En 2018 el país concitó a alrededor de 4,2 millones de turistas de todo el mundo, de los cuales el 21,3% procedían de otras naciones árabes. Estas cifras representan un espectacular aumento, de hasta el 50%, respecto del número de visitantes del año anterior.

Más allá de los vestigios de su pasado y el evidente interés en el ámbito cultural, Omán cuenta con muchas otras atracciones para el viajero. A lo largo de sus costas se extienden numerosas playas, con buenos hoteles y resorts. Además, pueden realizarse numerosas actividades tanto deportivas como lúdicas. Buceo, surf, pesca, paseos en camello por el desierto, son solo algunas de ellas. De todas estas actividades, hemos de destacar la espeleología, ya que los abundantes depósitos sedimentarios de piedra caliza que forman las montañas de Omán han dado lugar a numerosas cuevas. Las hay de todos los grados de dificultad de exploración. Entre ellas, la segunda más grande del mundo en volumen, la cueva de Majlis Al-Jinn.

Finalmente, el Sultanato de Omán cuenta con numerosos lugares que la UNESCO ha catalogado como Patrimonio de la Humanidad: el Fuerte de Bahla de la dinastía Nabhani, que dominó Omán a finales de la Edad Media, o la necrópolis de Al-Ayn y los restos de asentamientos humanos del tercer milenio A.C. asociados a ella; también los árboles de incienso de Dhofar, importantes para la producción de su aceite esencial y su posterior distribución, un artículo de lujo muy codiciado en la antigüedad; o los sistemas de irrigación por gravedad de Falaj, construidos hace 500 años y que todavía se utilizan en la mayoría de pueblos y aldeas del país.

Pero el Sultanato de Omán es mucho más de lo que podemos contar en este artículo. La mejor forma de descubrirlo es pasar unas buenas vacaciones en este país complejo, un destino para la cultura, la naturaleza y la aventura.

Fuentes: Wikipedia, Oman Tourism, Raf Museum.