Published On: 21.04.2021|Categories: Artículos|Tags: |

Una infancia en las costas mediterráneas y el mar de Sicilia inspiraron a Manuel Romeo para estudiar Biología Marina. Tras acabar sus estudios, su carrera le llevó al adiestramiento de delfines primero y luego a convertirse en un experto en la construcción y gestión de acuarios. Actualmente se dedica a este oficio en Oriente Medio.

Amusement Logic: Sus estudios están orientados a la biología marina. ¿Qué le hizo elegir esta especialidad?

Manuel Romeo: Nací frente al mar. Ésta es la principal razón por la que decidí dedicar mi vida a la carrera de Biología Marina. Nací y crecí en Sicilia (sur de Italia) y pasé la mayor parte de mi infancia en un pequeño lugar llamado Petrosino, que tiene un increíble paseo marítimo frente al mar Mediterráneo. Recuerdo que desde los 9 años pasaba días enteros en el agua con mis hermanos y mi padre. Observábamos las estructuras ecológicas submarinas y nos asombrábamos con su belleza. Así, cuando te has criado en un lugar tan increíble y tienes una fuerte conexión con el mar y el entorno que te rodea, la decisión de seguir una carrera que lo incluya es bastante fácil.

A.L.: Más tarde, realizó una experiencia de entrenamiento de delfines en el delfinario de Rimini. Debió de ser una actividad muy emocionante. ¿En qué consiste el entrenamiento de delfines y cómo se desarrolla?

M.R.: La experiencia de adiestramiento de delfines fue muy importante para mí, ya que acababa de terminar mi licenciatura y me trasladaba a otra ciudad para comenzar mi maestría. El curso lo impartía la WATA (siglas en inglés de la Asociación Mundial de Entrenadores de Animales) y trataba sobre el Condicionamiento Operante Básico y Avanzado. El adiestramiento consistía en indicar a los animales instrucciones claras que se asociaban a ruidos agudos (silbato). Si el animal seguía tu guía e instrucción, lo premiabas con alimento; si no, repetías la acción hasta que lo hiciera. A pesar de que decidí no continuar con la carrera de entrenador de delfines, esta experiencia me ayudó a comprender que deseaba formar parte de estructuras educativas de alto nivel como son los acuarios públicos. Siempre he creído que un acuario público, especialmente en ciertas zonas del mundo, tiene una enorme responsabilidad y un gran potencial educativo.

A.L.: Participó en varios proyectos mientras trabajaba para Underwater Environment Aquarium, en Dubái: ¿Cuáles fueron sus responsabilidades en esos proyectos?

M.R.: Venir de una pequeña realidad siciliana a vivir en Dubái fue un gran reto para mí, sobre todo al principio. Tratar a tanta gente con su propia cultura, sus familias y sus diferentes religiones fue una de las experiencias más interesantes de mi vida. Parte de mi trabajo consistió en interactuar con los clientes y ser capaz de entender sus expectativas y el acuario que querían, así como los biotopos que deseaban recrear, para poder ofrecerles un acuario de alto nivel en su país. Participamos en la construcción y el mantenimiento de varios acuarios, tanto de agua dulce como de arrecife. En los proyectos de mayor envergadura, mi responsabilidad estaba relacionada principalmente con la gestión del proyecto y la supervisión de las ventanas acrílicas y la instalación y puesta en marcha de los sistemas de soporte vital (LSS por sus siglas en inglés).

A.L.: ¿Cuáles son las principales características del gran proyecto que realizó en los Emiratos Árabes Unidos?

M.R.: Firmé un acuerdo de confidencialidad sobre nuestros proyectos y clientes en Dubái, así que no podré dar esa información. Sin embargo, uno de los proyectos más interesantes que he realizado en Dubái fue un tanque de corales de 80.000 litros. Allí participé en la impermeabilización del hormigón, la instalación de acrílicos, la decoración interna y la instalación y puesta en marcha de los LSS. La decoración se hizo con cerámica de alta porosidad y, teniendo en cuenta que el tanque tenía 3 metros de profundidad, tuvimos que utilizar luces más potentes para que llegaran al fondo del tanque. La mayor parte de los corales y peces se suministraron desde Indonesia.

A.L.: ¿Cómo pasó de Underwater Environment Aquarium, en Dubai, al acuario de Omán?

M.R.: Durante mi estancia en Dubai, tuve la oportunidad de conocer a muchas personas interesantes y expertos en acuarios. Uno de ellos, que ahora es muy buen amigo mío, me preguntó un día si me interesaba formar parte de un nuevo acuario en Omán (no muy lejos de Dubai). Ni siquiera lo pensé, enseguida decidí emprender esa aventura. La oportunidad de formar parte de la construcción de un proyecto tan asombroso no se presenta todos los días. Así, participé en la construcción y puesta en marcha del acuario, así como en la gestión de la mayor parte de la colección inicial de peces, invertebrados, tiburones y rayas.

A.L.: ¿Cuáles son las características del Acuario de Omán y cuál es su posición en el contexto de este país y de Oriente Medio?

M.R.: El Acuario de Omán, en mi opinión, es uno de los mejores de su clase en Oriente Medio por muchas razones. En primer lugar, muestra numerosos entornos y animales diferentes de diversas partes del mundo; en segundo lugar, permite a los visitantes explorar también zonas únicas de este increíble país. Desde los típicos uadis omaníes hasta los desiertos de Omán, desde las costas del país hasta sus increíbles arrecifes de coral. De hecho, el acuario sigue los pasos de Ahmed Ibn Majid, el famoso viajero omaní. Otras zonas que se pueden encontrar al visitar el acuario son el bosque de manglares de la región, los biotopos y las especies de los ríos asiáticos del Mekong, sin olvidar las orillas africanas de los lagos Malawi y Tanganica, los cocodrilos del río Nilo y los singulares pingüinos de Sudáfrica. Tenemos también 6 tanques de medusas que poblamos con las medusas de temporada que se pueden encontrar en esta rica región.

A.L.: ¿En qué consistió su trabajo en este acuario?

M.R.: Mi trabajo en el Acuario de Omán fue el de acuarista principal. Como ya he mencionado antes, participaba en la recogida y aclimatación de los animales necesarios para el acuario, pero fundamentalmente me ocupaba del tanque principal, que tiene unos 2 millones de litros, y del tanque de corales, que tiene otros 5.000. Tuve mucha suerte porque formé parte de un equipo increíble que trabajaba bien y colaboraba. También tuve la oportunidad de trabajar junto a personas con diferentes conocimientos y una amplia experiencia, como Suresh Aswal, Joe Hogue y Lamjon López.

Parte de mi función consistía en controlar el bienestar de los animales y asegurarme de que estuvieran sanos y en buena forma para que los visitantes del acuario pudieran apreciar su belleza. Organizar y realizar los regímenes de alimentación, limpiar y sanear los tanques y también controlar los parámetros del agua y dar atención médica a los animales que lo requirieran.

A.L.: ¿Cuáles son las características del público y cómo valora este el acuario de Omán?

M.R.: Omán solía tener un gran flujo turístico antes de la pandemia, por lo que al principio la mayoría de los visitantes eran turistas que exploraban el país. Y las escuelas también aprovechaban la oportunidad para permitir el aprendizaje fuera de las aulas. Siempre tuvimos una cantidad aceptable de gente local que venía a ver el acuario, pero ha disminuido desde que el turismo en el país se ha visto afectado. Cerramos al público desde marzo de 2020 y no volvimos a abrir hasta diciembre de 2020, lo que repercutió en nuestro acuario. Ahora la mayoría de los clientes son omaníes que vienen con sus familias y sus niños.

A.L.: ¿Qué diría a las personas que dudan de la idoneidad de los parques de animales?

M.R.: Creo firmemente que los parques de animales tienen una enorme responsabilidad hacia nuestra sociedad y un gran potencial. Uno de los privilegios de los parques de animales es poder mostrar a la gente las razones por las que no deben contaminar los ríos y los océanos, ni tampoco pescar en exceso un animal o matar una estrella de mar. Tienen la oportunidad de concienciar y de cambiar los problemas medioambientales que afectan a estos animales y ecosistemas.

Imagina que todos los niños de un país vieran con sus propios ojos lo mágico que es un tiburón raya o un cangrejo. Con eso habríamos logrado nuestro objetivo y sería de esperar que esos niños continuaran con esa comprensión y la transmitieran y provocaran que cambiara la mentalidad de sus generaciones.

A.L.: ¿Cómo ve el futuro de este tipo de atracciones?

M.R.: Creo que la pandemia provocada por la COVID-19 ha cambiado las prioridades en todo el mundo. Nuestro mercado debe adecuarse a los nuevos tiempos y ofrecer paquetes educativos y visitas virtuales a los acuarios. Debe reinventar los formatos y crear contenidos para que la gente los aprecie desde casa, con la esperanza de que en un futuro próximo podamos controlar la pandemia y permitir que la gente vuelva a disfrutar de ellos en todo el mundo.

El potencial educativo de los parques de animales y de los acuarios en general es demasiado grande para perderlo, por lo que creo que siempre será importante en nuestras sociedades. «La educación es el pasaporte al futuro, porque el mañana pertenece a quienes se preparan para él hoy», como decía Malcolm X.

Fotografías: Paul Flandinette.

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