Un bosque escultórico de pérgolas microperforadas nos sorprende en el paseo marítimo, como si una serie de criaturas marinas emergieran a la superficie. Cada pieza se arquea en doble curvatura y pasa cromáticamente del rojo al violeta, del naranja al ámbar y del verde esmeralda al azul turquesa, en una suave gradación que nos acompaña en el recorrido peatonal junto al agua. En el Departamento de Diseño de Amusement Logic nos admiran estas estructuras escultóricas que proyectan sombra y dan sentido si cabe al ocio ciudadano.
Los miles de óculos que horadan las superficies aligeran visualmente la masa, mientras tamizan la luz en una constelación de reflejos, sobre el pavimento y las personas que descansan. Para eso precisamente son los bancos integrados en las bases. Al atardecer, la iluminación LED interior transforma las figuras en grandes faroles urbanos e invitan así a prolongar el paseo o el asiento. Vemos una plaza convertida en hito urbano y lugar de reunión.
Una geometría continua conecta cada módulo con el siguiente, de manera que la instalación crece o se contrae según las necesidades del espacio público. Más que una simple cubierta, el conjunto actúa como obra de arte participativa: un lugar para sentarse, reunirse, fotografiarse y contemplar el horizonte de la ciudad en una celebración de colores y sombras.
Por Rebeca Pérez, diseñadora en el Dpto. de Diseño de Amusement Logic