El Citigroup Center destaca en el 601 de Lexington Avenue de la ciudad de Nueva York como un rascacielos emblemático. Pero, más allá de su diseño, su cálculo estructural y su construcción protagonizan una intrigante historia. Una de las particularidades de su diseño estructural es precisamente la ubicación de sus columnas. Estas se encuentran en el centro de cada uno de los cuatro lados, en lugar de situarse en las esquinas, como es habitual. Con este diseño, los arquitectos cumplieron la promesa que Citigroup hizo a la iglesia a la que pertenecían una parte de los terrenos: la de construir un nuevo templo en la misma esquina, independiente del nuevo edificio y sin columnas que la atravesaran.

Sin embargo, William LeMessurier, ingeniero responsable de la estructura del Citigroup Center, recibió una llamada de una estudiante de ingeniería. Esta le advirtió de la vulnerabilidad del edificio frente a las fuerzas del viento, el cual, bajo ciertas hipótesis no consideradas, haría aumentar en un 150% los esfuerzos en las uniones del edificio. Aunque confiaba en que su diseño mediante uniones soldadas soportaba ese aumento, LeMessurier descubrió que la compañía encargada de su construcción había optado por uniones atornilladas, más rápidas y económicas. Tras un nuevo cálculo, el ingeniero se percató de que el edificio colapsaría si fuera golpeado por una tormenta de una intensidad que, según los registros, se repite aproximadamente cada 60 años.