La iluminación ha evolucionado considerablemente, desde los días de las lámparas de aceite hasta las luces LED de la actualidad. O, dicho de otra forma, desde el control manual a la automatización mediante sensores y temporizadores y, en los últimos avances, a la integración de los sistemas de iluminación en redes de comunicación.

Este último desarrollo comenzó con protocolos de comunicación cerrados y específicos de cada fabricante. Sin embargo, evolucionó rápidamente hacia protocolos abiertos, los cuales permitían esquivar las incompatibilidades entre marcas. Y el avance de la tecnología ha exigido el control de más parámetros y, por tanto, la adaptación continua de los protocolos.

En la actualidad, el progreso tiende a producir sistemas rápidos capaces de gestionar gran número de dispositivos. Las siguientes son las principales características de estos sistemas de control de iluminación integrados en estructuras de red:

-Conexión a internet para una operación remota completa.

–Programación para lograr diferentes ambientes y efectos, con sincronización y activación mediante secuencias, relojes, líneas de tiempo, sensores, etc.

-Capacidad de gestión de múltiples dispositivos, entre ellos modernos equipos de espectáculos que requieren la regulación de una gran cantidad de parámetros, así como la reproducción de contenido multimedia.

-Integración con otros dispositivos, como efectos especiales u otros componentes complementarios de la iluminación.

–Redes flexibles, con sistemas bidireccionales que simplifican la instalación y programación, reducen el cableado y permiten la instalación de dispositivos en cualquiera de sus puntos.

-Aumento de la vida útil de fuentes de alimentación y controladores, además de ahorro de energía gracias a la sincronización y el control remoto.