Bajo los niños que juegan en un parque infantil moderno hay una historia de innovación técnica y preocupación por la seguridad. Y es que los pavimentos de los parques infantiles han evolucionado desde simples superficies duras hasta sistemas con diseños de origen científico que absorben los impactos.
En sus orígenes, los parques infantiles solían contar con suelos de tierra compactada, arena o incluso hormigón, materiales que ofrecían nula amortiguación ante caídas. Aunque soluciones como el césped natural o las virutas de madera supusieron un primer avance, presentaban problemas: el césped se degrada rápidamente con el uso, mientras que las virutas albergan a menudo bacterias o se astillan fácilmente. La grava, aunque más amortiguadora, dificulta sin embargo el acceso a niños con movilidad reducida.
El punto de inflexión llegó con la normalización de la seguridad. La norma EN 1177 (vigente en la UE desde 1998) estableció criterios científicos para medir la capacidad de absorción de los pavimentos de parques infantiles a los impactos, definió su espesor y su densidad en función de la altura máxima de caída, y también el área de seguridad, o superficie que debe cubrirse alrededor de los juegos presentes en ellos.
Hoy en día existe una amplia variedad de pavimentos amortiguadores especialmente diseñados para reducir el riesgo de lesiones por caídas. Entre ellos se encuentran materiales como el caucho (continuo o en baldosas), el césped artificial con base elástica, los suelos de corcho, virutas de madera y las espumas técnicas recubiertas, cada uno con sus ventajas, limitaciones y ámbitos de aplicación.
Dejamos para un próximo artículo el análisis en detalle de los distintos tipos de pavimentos amortiguadores que se utilizan actualmente en juegos infantiles. En ese momento analizaremos para vosotros las características, los beneficios y los requisitos de mantenimiento de cada uno de ellos.
Por Pablo Vidal, arquitecto sénior en el Dpto. de Arquitectura de Amusement Logic
